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El portavoz de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Juan Antonio Martínez Camino, aseguró ayer que los católicos que den su voto al proyecto de ley del aborto están en situación de pecado, y se les puede negar la comunión, aunque serán absueltos si, tras confesarse, manifiestan públicamente su arrepentimiento.

Así lo aseguró Martínez Camino en una conferencia de prensa para informar de los trabajos de la Asamblea Plenaria de la CEE, que comenzó el pasado lunes y concluyó ayer.

Camino afirmó que esta postura de la Iglesia Católica, «en el mundo», no es nueva y se ha remitido a sendos documentos: una carta del entonces Cardenal Joseph Ratzinger al ex presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, Theodore McCarrick, de junio de 2004, y a una declaración de la CEE sobre el anteproyecto de la Ley del Aborto, de 17 de junio de 2009.

El portavoz de la CEE y Obispo Auxiliar de Madrid también indicó que el proyecto de Ley del Aborto, que ayer comenzó su tramitación parlamentaria, es «aún más injusto» que la legislación ya existente al respecto.

«Lo nuevo (con respecto a los dos documentos citados) es que ahora estamos en una situación específica que no será buena para la sociedad española. El proyecto empeora desde el punto de vista ético la actual legislación, que ya es injusta», dijo.

Martínez Camino recordó también que en la carta de Ratzinger se señalaba que ante la discrepancia con la iglesia sobre asuntos morales como el aborto o la eutanasia, el sacerdote «se puede encontrar en la situación de que debe rechazar distribuir la Sagrada Comunión» a un católico que discrepe.

El portavoz recordó que, tal y como señalaba la declaración de la CEE de junio de este año sobre el proyecto de Ley de Aborto, los católicos que aprueben y den su voto al proyecto «no están excomulgados», pero sí en una «situación objetiva de pecado y, mientras dure esta situación, no podrán ser admitidos a la Sagrada Comunión».

Agregó que se puede salir de dicha situación «confesándose y reparando públicamente el mal causado, si es que ha sido público el mal causado».

El documento suscrito por Ratzinger en 2004 señalaba, en relación al aborto, que cuando la «cooperación formal de una persona es manifiesta» con dicho asunto, «su párroco debería reunirse con él, instruirlo respecto a las enseñanzas de la Iglesia, informarle de que no debe presentarse a la Sagrada Comunión hasta que termine con la situación objetiva de pecado, y advertirle de que, de otra manera, se le negará la Eucaristía».