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El secretario general de la Conferencia Episcopal Española, el obispo auxiliar de Madrid, Juan Antonio Martínez Camino, animó ayer a las mujeres que han abortado a celebrar el sacramento de la confesión.

«Aunque hay pecados rojos como la púrpura, quedarán blancos como la nieve». Con esta oración el secretario general del Episcopado dejó constancia del «aliento y la acogida» de la Iglesia en lo que se refiere a mujeres tentadas de abortar o las que han pasado por esta tragedia».

Monseñor Martínez Camino se refirió al «perdón» de Dios, que «las quiere acoger en su seno». «Las que no (se han acercado al confesionario), que se animen a hacerlo porque Dios quiere la solución y la paz plena de las persona», aseveró. Y es que la Iglesia, que «defiende los derechos de los inocentes» y es «consciente del problema que envuelve (el aborto)», «no se muestra inmisericorde con quien caiga en el pecado».

El prelado sostuvo que quien propaga la ley caerá en «pecado público», mientras que quien defiende el texto legislativo o quien le da voto está en «situación objetiva de pecado». Y es que la Iglesia «no puede juzgar su subjetividad». La excomunión sería para quien «colabore directamente» en un aborto realizado.

En este sentido, sostuvo que lo que digan los partidos políticos «no cuenta», hay que situarse «por encima» de los dirigentes políticos en esta cuestión. No en vano, a su entender, la afirmación 'quitar la vida a un ser inocente' no puede ser legítima y quien afirme esto se halla «en contradicción con la ley divina y católica» y caería en herejía.

Martínez Camino, que agradeció a los profesionales sanitarios y de otros campos que ejerzan el derecho a la objeción de conciencia en esta materia con «coraje cívico y moral», advirtió de la «grave manipulación» que supone incluir el proyecto legislativo como acto médico, ya que «el aborto nunca es curar».