Miguel Lorente conversa con la ministra de Igualdad, Bibiana Aído.

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El Gobierno pondrá en marcha antes de finales de año un programa piloto de reeducación de maltratadores que aplicará criterios «más científicos y técnicos» a los programas de rehabilitación que se imponen como medida sustitutoria en casos de pena de cárcel inferior a dos años por delitos de violencia machista, con el fin de personalizarlos.

Según explicó el delegado del Gobierno contra la Violencia de Género, Miguel Lorente, en la actualidad los parámetros que rigen estos cursos de reeducación «están muy fragmentados en su planteamiento» por lo que el Ministerio de Igualdad viene trabajando en el diseño de «criterios comunes» que puedan aplicarse en todo el sistema penitenciario.

«Ya tenemos unos criterios comunes para poner en marcha y queremos hacer experiencias piloto para testarlos y tratar de desarrollarlos con una orientación mucho más científica y más técnica en el sentido de evaluable, para saber qué es lo que funciona para quién y saber qué debemos ir introduciendo», explicó Lorente.

Variables

El delegado del Gobierno apuntó que esta medida, que se coordinará con el Ministerio del Interior, persigue personalizar la reeducación de los maltratadores, ya que el perfil no es el mismo en todos los casos y entran en juego distintas variables, como el tiempo de exposición a la violencia o su intensidad.

En este sentido, Lorente incidió en que «no todos los maltratadores son iguales, no todos tienen el mismo grado de creencia en la ideología del machismo, la referencia patriarcal o el rol de las mujeres (...), se trata de que teniendo en cuenta las distintas circunstancias se puedan plantear diferentes acciones para cada uno de ellos».

Según explicó, al maltratador hay que contemplarle en dos planos, el ideológico y el conductual, para poder actuar en su reeducación. El primero es «muy difícil de modificar, pero no imposible» porque hay personas que ante un trauma se replantean su forma de pensar y obran en consecuencia. No obstante, apuntó que «estos hombres que creen que no están haciendo nada malo y que son ellas quienes les provocan, tienen más dificultades».

«Esto no quiere decir que no se pueda cambiar con un episodio traumático como el que está planteado, es decir, denuncia, condena y reeducación porque son factores que pueden servir para que se replantee su conducta. Si además, esto se hace profesionalmente, se facilita la tarea», señaló Lorente. El programa piloto se desarrollará sólo para las medidas extrapenitenciarias y no afectará a los cursos que actualmente se imparten a los condenados por violencia de género en las cárceles españolas y que, según Lorente, «llevan mucho más tiempo de evolución».

Sobre estos cursos, apuntó que si bien «no se desarrollan en las circunstancias idóneas porque el régimen de internamiento limita mucho el grado de vinculación, están ahí y se van haciendo» y será el tiempo quien evalúe su eficacia «cuando se vea si hay reincidencia en personas que han pasado por prisión».