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La enfermera imputada por la muerte del bebé Ryan, hijo de la primera víctima mortal en España por la gripe A, ha asegurado ante la juez que instruye el caso que fue en la UCI del Hospital Gregorio Marañón donde le pidieron que alimentara al pequeño sin que le dieran ningún tipo de explicación, lo que se contradice con lo que recoge el informe de la Comunidad, que señala que fue la enfermera quien se ofreció a hacer el trabajo.

Así lo publicó ayer el diario 'ABC', al que fuentes cercanas a la investigación explicaron que la joven tomó declaración el pasado jueves y que afirmó que en la UCI le indicaron que alimentara a Ryan, sin advertirle antes de que la nutrición debía suministrarse por una sonda nasogástrica, esto es, a través de la nariz.

En su lugar, lo hizo por vía venosa periférica (directamente a la sangre), lo que provocó la muerte del bebé el pasado 13 de julio. Desde el primer día, la dirección del centro explicó que el fallecimiento del recién nacido se debió a este error, cometido por la joven enfermera que llevaba sólo un día en la UCI.

Durante su declaración, que no fue pública, en el Juzgado de Instrucción nº 53 de Madrid, la enfermera, según el mismo diario, confirmó que el día de los hechos fue su primera jornada en la UCI de neonatos, que realizó su turno con tres enfermeras y que, según explicó, a ella se le asignaron las tareas de auxiliar por su falta de experiencia.

Asimismo, aseguró que siempre estuvo tutelada por una enfermera, hasta que una urgencia acaparó la atención de sus compañeras, momento en el que se le indicó que alimentara a Ryan «sin advertirle de que debía utilizar la vía nasogástrica», según su testimonio.

También argumentó que hasta entonces ella «había administrado a otros pacientes la alimentación por vena». Antes de estar en la UCI de neonatos, la joven enfermera había hecho sustituciones en las urgencias infantiles del Gregorio Marañón y en la UCI de adultos del Doce de Octubre de Madrid.

La imputada denunció ante la juez la inestabilidad de su puesto de trabajo.

El informe que realizó la Inspección de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid recoge, sin embargo, que la enfermera se ofreció ella misma a alimentar a los neonatos mientras sus compañeras atendían una urgencia, y que sólo erró en el caso del hijo de Dalilah.

En el caso del Consejo General de Enfermería, que también ha elaborado su propio informe, recogen lo dicho en el trabajo de la Comunidad de Madrid, puesto que no pudieron hablar con la enfermera dado su estado de salud. Por recomendación médica, la comisión deontológica del Consejo encargada del informe decidió retrasar la declaración de la joven, ingresada por ansiedad.