Varias familias rumanas han abandonado ya Irlanda del Norte y han regresado a su país.

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Un centenar de rumanos de etnia gitana que fueron recientemente víctimas de ataques racistas en Belfast abandonarán próximamente Irlanda del Norte, según anunció ayer la ministra de Desarrollo Social, Margaret Ritchie.

La titular del ramo confirmó que 25 de los 117 que se refugiaron la pasada semana en un iglesia protestante del sur de la capital huyendo de la violencia ya han regresado a su país, después de que el Gobierno autónomo pagase sus billetes de avión.

Otros 75, añadió Ritchie, lo harán en las próximas horas o días, mientras que tan sólo 17 han decido quedarse en la provincia, a pesar de los esfuerzos desarrollados por representantes comunitarios y políticos para evitar su marcha.

En una intervención ante la Asamblea autónoma norirlandesa, la ministra lamentó «profundamente» la decisión de la mayoría de las 22 familias, entre las que se encontraba una niña de sólo cinco días de edad y 48 menores más.

«No somos una sociedad racista, pero van siendo hora de que nos miremos a nosotros mismos seriamente. Ahora es imperativo y urgente que construyamos una sociedad compartida», recalcó Ritchie.

«Vivimos separados -recordó-, se nos educa por separado y, por tanto, no es una sorpresa que tengamos una actitud de 'nosotros y ellos'. Tenemos que trabajar para erradicar esa actitud. Debe existir un respeto total por las diferencias étnicas, religiosas y políticas».

Los detalles de la evacuación de los rumanos se han conocido después de que la Policía informase de que la iglesia protestante del sur de Belfast que sirvió de refugio a las familias fue atacada la madrugada del martes por individuos que rompieron a pedradas varias ventanas.

Tras su huida el pasado miércoles al citado templo, las autoridades alojaron ese mismo día a los rumanos en un centro de recreo y, después, les han podido acomodar temporalmente en un barrio con casas ahora abandonadas próximo a la Queen's University.

Por su parte, el Gobierno norirlandés calificó ayer de «vergonzoso e imperdonable» el ataque perpetrado contra la iglesia protestante de Belfast donde se refugiaron más de en rumanos.

El viceministro principal del la provincia, Martin McGuiness, dijo sentirse «muy apenado» por estos acontecimientos, aunque reconoció que la decisión tomada de las familias de etnia gitana es «perfectamente comprensible», dado el nivel de violencia registrado en la provincia en las últimas semanas.