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Mallorca ha sido una constante en la vida del príncipe de Asturias desde que en 1973, cuando don Felipe tenía sólo cinco años, sus padres convierten el Palacio de Marivent en su residencia de verano. Hasta entonces se hospedaban en un hotel. El palacio, cedido por la viuda del escultor Juan de Saridakis a la Diputación en 1963, fue ofrecido a los, por aquel entonces, príncipes de España gracias a las gestiones del marqués de Mondéjar.

Será en Marivent donde don Felipe encuentre la tranquilidad de las vacaciones, del tiempo libre disfrutado en familia y con amigos. «Marivent para mí significa el descanso, la vida en el mar, los amigos, la familia y una ocasión para vivir sin protocolo, rompiendo un poco con el esquema oficial, más rígido, que impone el Palacio de la Zarzuela», confesó en una ocasión.

Su pasión
Fue en la Isla donde el Príncipe descubrió su pasión por el mar a bordo del Fortuna y del Shere Khan. En 1977, en compañía de sus hermanas las Infantas, completará su formación náutica en la Escuela Nacional de Vela Calanova. Los cursillos en este centro se repetirán en años sucesivos, pasando de la categoría Optimist al Láser y después al 420 y al 470. A partir de ese momento, competirá en las regatas que cada año se organizan en la bahía de Palma como la Copa del Rey o el Trofeo SAR Princesa Sofía. Con el paso de los años, don Felipe se convirtió en un incómodo rival de don Juan Carlos, a quien ha superado en diversas ocasiones.

Desde su infancia, el Príncipe no ha faltado a su cita anual con la Isla, ya sea en verano o en Semana Santa. Aquí tiene buenos amigos y compañeros de su afición náutica. En «Los reyes de Mallorca», que dirigió Baltasar Porcel, definía a don Felipe como «una persona que se gana la amistad de los que trata. Sus amigos mallorquines, que son muchos, le describen como un joven normal, como cualquier otro de su edad, a quien le gusta bailar, en especial salsa, escaparse de incógnito para ir al cine o, simplemente, pasar unas horas en un bar o en una discoteca y tomar copas rodeado de amigos». Estos compañeros también resaltaban «su infatigable capacidad de trabajo, consciente del papel que ha de jugar en el futuro».

Ahora, casado con doña Letizia y con dos hijas, sus veranos en la Isla han cambiado bastante, ya que ha sustituido sus salidas nocturnas con la vida en familia.