La ministra de Sanidad, Elena Salgado, con el presidente del Consejo de Colegios de Farmacéuticos, Pedro Capilla.

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Pese a las advertencias de las autoridades y expertos en torno al uso inadecuado de antibióticos, los españoles siguen sin aprender la lección ya que España es el segundo país, por detrás de Francia, en consumo de estos fármacos, una tendencia que está provocando la aparición de cepas muy resistentes.

El hecho de que los ciudadanos decidan por sí mismos el tratamiento, la dosis y la interrupción del mismo cuando se cree conveniente, ha provocado que fármacos que en su día fueron útiles para combatir determinadas infecciones pueden llegar a ser inservibles, como los derivados de la penicilina, que ya han dejado de ser eficaces para las infecciones de las vías urinarias. Igualmente, se estima que el cinco por ciento de las infecciones debidas al neumococo han dejado de responder a este medicamento y a otros antibióticos.

Según se puso de manifiesto ayer durante la presentación de una campaña por parte del Ministerio de Sanidad para evitar estos consumos, el 30 por ciento de los antibióticos que se consumen no se hace con la correspondiente receta dispensada por el médico.

Según informó la ministra de Sanidad y Consumo, Elena Salgado, España es el segundo país de la UE por detrás de Francia en cuanto a consumo y automedicación de antibióticos, una práctica que favorece la aparición de resistencias bacterianas y lo convierte en un problema de salud pública.