En muchos casos, el tiempo transcurrido hasta que el paciente recibe asistencia especializada es excesivo.

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EFE-BARCELONA
Durante un encuentro con los periodistas para clausurar el Congreso Mundial de Cardiología en Barcelona, los cardiólogos pidieron ayer que lugares públicos como aeropuertos, estadios deportivos o centros comerciales dispongan de desfibriladores automáticos con los que, aseguran, se podría proporcionar una descarga eléctrica inmediata y reducir así las muertes por ataques cardíacos.

El doctor Brugada ha señalado que se deberían colocar tantos como extintores hay actualmente en los sitios públicos y se ha preguntado «por qué nos preocupa tanto poder apagar un fuego y no poder evitar una muerte por infarto».

El director del Instituto del Tórax del Hospital Clínico de Barcelona, Josep Brugada, ha recordado que hoy en día ya existen desfibriladores igual que los que se utilizan en los hospitales, pero que son automáticos y «los puede utilizar cualquiera que no sea médico».

«Sólo se necesitan cinco minutos de explicaciones para entenderlo», ha remarcado Brugada, que ha calculado que el coste de cada unidad asciende a unos 1.800 euros.

Aproximadamente el 40 por ciento de las 70.000 personas que sufren infartos cada año en España no llega con vida al hospital y algunas de esas muertes se podrían evitar con una descarga eléctrica inmediata, por lo que desde la Sociedad Europea de Cardiología se están haciendo esfuerzos para la implantación de estos aparatos.

Hoy en día, algunos aeropuertos europeos como Heathrow (Londres) disponen de estos aparatos, pero en España su implantación es casi nula, ya que ninguno de los grandes aeropuertos españoles como El Prat o Barajas dispone de ellos, aunque hay alguno, como el de Palma de Mallorca, que sí los ha instalado.

En casos de muerte súbita, producida a menudo por fibrilaciones auriculares graves que provocan un infarto, la única solución para salvar la vida al paciente es una descarga eléctrica antes de los cinco minutos, un tiempo a veces demasiado estrecho como para que llegue personal sanitario.

Es difícil predecir cuántas personas se podrían salvar si hubiera aparatos similares en espacios como aeropuertos, centros comerciales o estadios, aunque Brugada ha augurado que podrían llegar ser el 20 por ciento de muertes súbitas.