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JAVIER JIMÉNEZ
«La calle parecía un río y la pared de mi casa una cascada». Los vecinos de Son Gallard, frente al hospital de Son Llàtzer, vivieron el sábado una noche de pesadilla.

A las nueve menos cuarto una tubería de la depuradora próxima reventó y una tromba de agua se dirigió, cuesta abajo, hacia varias casas habitadas. Ana, una de las afectadas, relató la secuencia: «Había agua por todas partes, incluso cuando llegó un coche de la Policía Local se quedó atrapado en el fango y tuvo que sacarlo una grúa». Los bomberos pasaron toda la noche en aquella urbanización, cerca de la rotonda de la carretera de Manacor, achicando agua del interior de las casas, de los huertos y de la calle. La pared de una de las fincas cayó parcialmente por la fuerza de aquel inesperado torrente, y afortunadamente no hirió a nadie. Los terrenos recibieron tal cantidad de agua que la tierra dejó de filtrarla y se acumuló con dos palmos de altura. Al día siguiente, por la mañana, el aspecto era desolador: el agua había dejado paso al fango, que lo ensuciaba todo.

Los vecinos denunciaron ayer que era la tercera vez que se registra una inundación por la rotura de una gran tubería y pidieron que la empresa responsable se haga cargo de los desperfectos. Por su parte, un portavoz de los bomberos de Palma informó que una dotación trabajó en Son Gallard hasta las nueve de la mañana del domingo, es decir, doce horas seguidas, ya que la situación llegó a ser bastante «delicada».