La explotación infantil sigue siendo una lacra que se constata en muchos países.

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El porcentaje de niños trabajadores en el mundo descendió un 11% entre 2000 y 2004 mientras que lo hizo en un 26% en el caso de los que realizan trabajos peligrosos. América Latina y el Caribe se sitúan como las regiones con mayores progresos, según anunció la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Según ese documento, el número trabajadores infantiles en el mundo pasó de 246 a 218 millones entre 2000 y 2004, mientras que el de los niños de entre 5 y 17 años que ejercen trabajos peligrosos descendió en el mismo periodo de 171 a 126 millones.

La OIT, con sede en Ginebra, difundió ayer un informe en el que destaca que el trabajo infantil bajó por primera vez, lo que les permite señalar, aunque con cautela, que «su fin está al alcance» y que, a ese ritmo de descenso, «en diez años estaría eliminado en sus peores formas».

Sus expertos subrayan que «el trabajo infantil contribuye a perpetuar la pobreza» y mencionan una estadística del Banco Mundial (BM) en Brasil que señala que el inicio en el mundo laboral en la infancia reduce las ganancias posteriores entre el 13 y el 20 por ciento, además de aumentar las posibilidades de ser aún más pobre.

«El descenso fue mayor entre los niños trabajadores de 5 a 14 años, ya que esa cifra bajó el 33 por ciento», indica el informe, que atribuye esas reducciones «a la creciente puesta en práctica de políticas y acciones concretas contra la reducción de la pobreza y el aumento de la educación».