Fieles del sindicato polaco Solidaridad se concentraban ayer ante la Basílica de San Pedro.

TW
0

EFE-EL VATICANO
«Dejadme ir a la casa del Padre» fueron las últimas palabras pronunciadas poco antes de morir por Juan Pablo II, de cuyo fallecimiento se cumple hoy un año. «Con voz débil y confusa y en idioma polaco», según recogió la «Acta Apostolicae Sedis», Karol Wojtyla, el primer Papa polaco de la historia de la iglesia pedía «dejadme ir a la Casa del Padre» y poco después entraba en coma.

La misa fue presidida por su fiel secretario Stanislav Dziwisz, recientemente creado cardenal por Benedicto XVI, y a la misma asistió el cardenal polaco Marian Jaworski, el prelado Estanislao Rylko y Mieczslaw Mokrzycki, el otro secretario de Juan Pablo II.

Lo pidió mientras los monitores instalados por los médicos que le trataban en el apartamento pontificio señalaban el progresivo agotamiento de sus funciones vitales.

Siguiendo una tradición polaca, en la habitación fue encendida una vela y a las ocho de la tarde se ofició junto a su cama la Misa de la festividad de la Divina Misericordia, instituida por Wojtyla para honrar el culto impulsado por la santa polaca Faustina Kowalska, de la que se consideraba discípulo.

Cantos religiosos polacos acompañaron la celebración, mientras fuera, en la plaza de San Pedro decenas de miles de personas rezaban por el Pontífice, de 84 años.

Una hora y 37 minutos después de comenzar la misa, a las 21.37 horas local (19.37 GMT) expiraba Juan Pablo II, tras 26 años y medio de papado.

El fallecimiento fue certificado por su médico particular, Renato Buzzonetti, tras realizarle una electrocardiotanatografía que duró veinte minutos.