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ANTONIO BROTO-PEKÍN

Cien toneladas de sustancias cancerígenas transportadas por las aguas del río Songhua llegaron ayer a Harbin, la mayor ciudad del noreste de China, y avanzan hacia Rusia, en un desastre ecológico del que Pekín culpa a la CNPC, la mayor petrolera estatal.

El agua contaminada, en la que se encontraron índices de concentración de nitrobenceno y de benceno hasta 30 veces y 6,6 veces superiores a lo normal, respectivamente, llegó a la «capital del hielo».

Según la Administración Estatal de Protección Ambiental (SEPA), la masa de agua de 80 kilómetros tardará 40 horas en pasar por la ciudad, cuyos habitantes, que utilizan el agua del Songhua para beber, han vivido una semana de auténtico pánico, debido a la desinformación. Para frenar los temores, el gobernador de la región aseguró que él «será el primero en beber agua» cuando la corriente contaminada pase.