Manifestantes antijaponeses marchan por Hong Komg para conmemorar la rendición nipona.

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EFE-TOKIO
Japón recuerda hoy su rendición en la Segunda Guerra Mundial, que anunció sesenta años atrás el entonces emperador y «dios viviente», Hirohito, a una nación confusa por su derrota y aterrorizada por la destrucción nuclear de Hiroshima y Nagasaki.

En un mensaje oficial difundido ayer, el Gobierno nipón hizo un llamamiento a todos los japoneses para que hoy «oren en silencio» por los millones de personas que murieron en la tormenta de sangre y fuego desatada en la Segunda Guerra Mundial.

En el mensaje, del ministro portavoz, Hiroyuki Hosoda, se indicó que el Gobierno y los emperadores, Akihito y Michiko, participarán en la ceremonia que recordará a los tres millones de japoneses muertos en la contienda y reclamará una «paz perdurable» que permita dejar atrás los horrores del pasado.

El 15 de agosto de 1945, cuando no se había repuesto del espanto causado por la destrucción de Hiroshima y Nagasaki con sendas bombas atómicas estadounidenses, Japón asistía consternado al discurso de rendición de Hirohito, padre del actual emperador y entonces auténtico «dios viviente» para millones de nipones. «He ordenado al Gobierno que comunique a los gobiernos de Estados Unidos, Gran Bretaña, China y la Unión Soviética que nuestro Imperio acepta lo estipulado en su 'Declaración Conjunta'» (dictaminada en Postdam, el 26 de julio), dijo Hirohito en el mismo mensaje radiado en el que negaba su divinidad.

Cuando escucharon este mensaje, muchos japoneses decidieron quitarse la vida, algunos de ellos enfrente del propio Palacio Imperial. Sin embargo, fue esa lealtad de todo un pueblo a su emperador y la transmisión de sus palabras lo que finalmente posibilitaría la ocupación de Japón sin graves incidentes y ante la sorpresa aliada.

Ya el 12 de agosto, conocedor del alcance de las masacres atómicas de Hiroshima (el 6 de agosto) y Nagasaki (el día 9), Hirohito había comunicado ante el Consejo Superior de Guerra su intención de aceptar la rendición incondicional de Japón y que anunciaría tal mensaje por radio.