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El periodista Bob Woodward relató ayer en el diario «The Washington Post» cómo conoció a Mark Felt, alias «Garganta profunda», el ex «número dos» del FBI que le guió en la cobertura del escándalo Watergate.

Felt, quien tiene ahora 91 años, desveló esta semana uno de los secretos mejor guardados del periodismo de EEUU, cuando se identificó públicamente como «Garganta profunda». En un artículo de más de tres páginas, Woodward recuerda que en 1970, cuando estaba a punto de terminar su servicio en la Armada, tuvo que llevar unos documentos a la Casa Blanca y allí se encontró en la misma sala de espera con un hombre mayor, con el cual empezó a conversar sobre sus opciones de trabajo.

«Aquella era una época en mi vida de considerable ansiedad, y consternación, acerca de mi futuro», señaló Woodward, quien pronto descubrió que tenía algo en común con el funcionario que se identificó como Mark Felt, del FBI, quien entonces era subdirector de inspecciones dentro del FBI: había trabajado cuando joven como asistente de un miembro del Congreso, algo que también hizo Woodward.

Al año siguiente, Woodward hizo una prueba como periodista en «The Washington Post», que terminó en desastre pero que le dio el gusto por el trabajo periodístico, que continuó en un diario local de Maryland. Woodward mantuvo una amistad con Felt, quien actuó como mentor tanto para un hombre joven que buscaba su rumbo en la vida como para el periodista que ocasionalmente necesitaba fuentes de la policía federal para algunas historias. En 1971, el «Post» le dio otra oportunidad a Woodward, quien se incorporó como redactor, y en algunas historias -como una acusación de soborno contra el vicepresidente Spiro Agnew- recurrió a Felt como fuente confidencial.

Ambos, relata Woodward en su artículo, construyeron una relación de confianza recíproca: la del policía que sabía que el periodista no revelaría su fuente, y la del reportero que sabía que la información recibida era cierta.