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Por primera vez en sus 26 años de pontificado, Juan Pablo II no presidió ayer en el Coliseo de Roma el tradicional Vía Crucis, aunque no se descarta que a través de la televisión lo siga y bendiga a los asistentes. El Papa siguió anoche el Vía Crucis desde la capilla de su apartamento y mediante una conexión televisiva pudo ser visto en las pantallas de televisión colocadas en el anfiteatro romano por los fieles que asistirán al sugestivo rito del Viernes Santo.

La Santa Sede mantuvo ayer todos los actos litúrgicos propios del Viernes Santo y tanto la jerarquía católica como los fieles tuvieron presente la figura de Juan Pablo II, ausente físicamente de todas las ceremonias. La traqueotomía a la que fue sometido el 24 de febrero pasado mantiene al Papa, de casi 85 años, recluido en sus aposentos vaticanos, desde donde sigue a través de la televisión todos los actos de estas fechas tan señaladas para los cristianos.

La imagen del Papa enfermo siguiendo el Vía Crucis fue emitida por el Centro Televisivo Vaticano. Un mensaje suyo será leído por el cardenal vicario de Roma, Camillo Ruini, que presidió el Vía Crucis en su nombre. El rito, que comenzó a las 21.15 horas, fue transmitido por 54 televisiones de 39 países.

Se trata de una ceremonia muy apreciada por el Papa, que en varias ocasiones ha llevado personalmente la cruz en la última estación.

Ayer el Pontífice no bajó a la basílica de San Pedro para confesar a algunos fieles, una práctica que él mismo instituyó en la Semana Santa de 1980 y que no había dejado de llevar a cabo hasta esta ocasión. Tampoco estuvo en la conmemoración de la Pasión de Cristo, ayer por la tarde.