Las tiendas de souvenirs están llenas de fotografías de la familia Grimaldi.

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EFE-MONTECARLO
Crece la inquietud entre los monegascos sobre la suerte de su soberano, el príncipe Rainiero III, cuyo pronóstico médico es «reservado» y su estado «preocupante», lo que hace temer que sea incapaz de superar su nueva hospitalización. «El pronóstico vital del soberano, debido a la fragilidad de sus funciones cardíaca, respiratoria y renal, se mantiene reservado», es la frase clave del parte médico emitido ayer por el Principado.

«Ante la gravedad de la situación», el equipo médico que le atiende recabó la opinión de un importante hospital de París y decidió «continuar el tratamiento emprendido», agrega el Principado. Fue en la noche del Jueves Santo cuando los doctores Vincent Dor, Jean Joseph Pastor y Françoise Montiglio consultaron con el jefe del servicio de medicina interna del Hospital La Pitié Salpetriere de París, el profesor Jean-Charles Piette, concluye el comunicado.

El nuevo informe clínico, sumado a los rumores alarmistas de los tres últimos días, ha disparado las alarmas en Mónaco, donde sus habitantes, sin perder la esperanza, se preparan para lo peor. Y más aún, después de que ayer los servicios de prensa del Palacio, que administran la información a cuentagotas, afirmasen que «el estado de salud de su Alteza Serenísima el príncipe Rainiero III, que continúa en reanimación bajo asistencia respiratoria en el Centro Cardio-Torácico de Mónaco, sigue siendo preocupante».

Es la primera vez que el Principado reconoce la «gravedad» de la situación y habla de pronóstico «reservado», lo que hace temer por la vida del decano de los jefes de Estado de Europa, cuyo 82 cumpleaños, 55 de ellos festejados como soberano, es el próximo 31 de mayo. El jueves no hubo ningún comunicado. La víspera, el Palacio indicó que las «dificultades respiratorias» del príncipe habían hecho «indispensable» la «asistencia respiratoria mecánica», en el hospital, donde ingresó el pasado día 7 por una «infección broncopulmonar». Ese brusco deterioro del estado de salud de Rainiero motivó el regreso urgente al Principado de su hijo y heredero, Alberto, y de su primogénita, Carolina, desde Italia y Alemania, respectivamente. Los dos y la benjamina, Estefanía, se turnan desde entonces para visitar el lecho de su padre, al arzobispo de Mónaco, Bernard Barsi, y el sacerdote de la catedral, Philippe Blanc. Alberto Grimaldi recibió ayer la llamada telefónica del presidente francés, Jacques Chirac.