Juan Pablo II, que en mayo cumplirá 85 años, apareció sentado en un sillón con gesto sonriente y mostrando una sensible mejoría.

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JUAN LARA-ROMA
El Papa reapareció por segunda vez, desde que le fue practicada la traqueotomía y con aspecto muy mejorado, tras la ventana de su habitación del Policlínico Gemelli de Roma para impartir la bendición, a la vez que ofreció su enfermedad por el bien de la humanidad.

Sonriente y mostrando una sensible mejoría, Juan Pablo II, que en mayo cumplirá 85 años, apareció sentado en un sillón, desde el que impartió varias veces y con energía la bendición a los fieles presentes en el Gemelli y a los reunidos en la plaza de San Pedro del Vaticano, donde rezó el Àngelus en su nombre el sustituto de la secretaría de Estado, el arzobispo argentino Leonardo Sandri. En varios momentos se le vio como fijaba su mirada a través de los cristales de la ventana para ver con más precisión a los fieles allí reunidos. Antes de que apareciera tras la ventana, las cámaras del Centro Televisivo Vaticano mostraron a Juan Pablo II acompañado del Secretario de Estado vaticano, el cardenal Angelo Sodano; el «ministro de Exteriores» de la Santa Sede, el arzobispo Giovanni Lajolo, y del personal médico que le cuida, siguiendo el Àngelus de la plaza de San Pedro a través de una gran pantalla colocada en su apartamento del policlínico.

Al contrario que el pasado domingo, cuando se vio al Pontífice con aspecto muy débil y gestos de gran sufrimiento, ayer se le vio más relajado, sonriente, mostrando que la recuperación avanza de forma satisfactoria.

El arzobispo Sandri, «número tres» del Vaticano, rezó también ayer en su nombre el Àngelus, al igual que el domingo pasado, la primera vez en sus 26 años de Pontificado que no lo dirigió personalmente. En el texto, Juan Pablo II expresó su agradecimiento a todos los fieles «por las numerosas señales de afecto que me llegan», y a los cardenales, obispos, sacerdotes, embajadores y delegaciones ecuménicas que han ido hasta el Gemelli a expresarle solidaridad y desearle una rápida recuperación. También agradeció la solidaridad mostrada por las otras religiones, en especial judíos y musulmanes, «alguno de los cuales han venido expresamente a rezar por mí al hospital y ello doy gracias a Dios».