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Millones de personas se quedaron levantadas el miércoles en el continente americano para observar un eclipse lunar total que tiñó la Luna de una luz rojiza y dio a los científicos una oportunidad de estudiar la atmósfera de la Tierra.

El eclipse fue total desde alrededor de las 10:25 hasta las 11:23 p.m. hora del Este de Estados Unidos (de 02:25 a 03:23 GMT) y podía observarse sin la necesidad de utilizar telescopios o lentes especiales. El fenómeno fue visible a lo largo y ancho de la mayor parte de Norteamérica y Sudamérica, Europa, Àfrica y la Antártida, mientras que muchos observadores en Asia sólo tuvieron una visión parcial o nula. «El interés básico de los eclipses lunares es que son una oportunidad para medir la calidad de la atmósfera de la Tierra juzgando y tomando medidas de la coloración de la Luna», dijo el astrónomo de la NASA, Fred Espenak, en la web de la agencia.

Los eclipses totales se producen durante la Luna llena, cuando el satélite atraviesa parte de la sombra de la Tierra. El próximo eclipse lunar total se producirá en marzo de 2007.

Sólo en Madrid
El eclipse total de Luna sólo pudo verse en España con claridad desde el Observatorio del Planetario de Madrid, ya que las inclemencias meteorológicas impidieron que el fenómeno fuese observado desde ciudades como Pamplona, Granada o La Coruña.

Los observatorios de varias ciudades españolas, como las citadas, habían organizado anoche una observación con telescopios del fenómeno, pero la meteorología estropeó sus planes.

En Madrid, a pesar de las previsiones desfavorables, el cielo se despejó en torno a las 03,00 de la madrugada, e hizo posible que las cerca de 200 personas que aguardaban en el Observatorio del Planetario de Madrid pudieran ver la «espectacular» imagen de la Luna eclipsada y «pintada» de rojo.

Antonio Alonso, secretario del Planetario, explicó a Efe que «la suerte alcanzó» a Madrid entre las 03,00 y 05,00 de la madrugada, justo en el período de totalidad del eclipse y salida de la umbra.

No ocurrió lo mismo en muchas otras zonas de España, donde la Luna desapareció entre niebla y abundantes nubes.