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Una polémica ley que restringe en Italia la práctica de la fecundación asistida ha provocado una auténtica emigración de parejas con problemas de fertilidad a otros países europeos. Entre los destinos preferidos por estas parejas para recibir asistencia está España, donde a los matrimonios o las parejas de hecho y también a los solteros les está permitido someterse a estos tratamientos.