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OTR PRESS-MADRID
El traje que el modisto Manuel Pertegaz diseñó para la princesa de Asturias era un modelo inspirado en línea princesa, con manga larga y cuello en pico, y de corte continuado desde los hombros al suelo. De color blanco roto y con cola de 4'5 metros, fue creado con el rigor y empaque que exige el acto del enlace real. Por su parte, el Príncipe vistió un traje de gran etiqueta del Ejército de Tierra, con guerrera y pantalón de color azul noche, en el que, con hilo dorado, llevaba bordado en el cuello el emblema del arma de Infantería, y en las bocamangas, las divisas correspondientes a su empleo de comandante.

El vestido estaba confeccionado con una tela de la firma valenciana Rafael Catalá realizado en faya de seda natural con hilos de plata fina. El traje llevaba manga larga acampanada en el puño, cuello «chimenea» bordado y escote en pico. La parte superior, ceñida, se deslizaba suavemente a partir del talle, formando una cola de 4'5 metros.

La cola llevaba un bordado alegórico en el centro en el que estaban representadas la flor de lis floral, la heráldica, las espigas de trigo, los tréboles y los madroños, que realzaban todo el conjunto. El escote, en pico y con cuello corola, estaba bordado por ambos lados en hilo de plata y dorado, así como el escote posterior y las manoplas de las mangas.

El ramo, en cascada, llevaba lirios como emblema de los Borbones. También rosas, la flor de mayo, y la flor de azahar, esta última como homenaje a la condesa de Barcelona y a doña María de las Mercedes. También portaba la flor de manzano en homenaje al Principado de Asturias y atributo de Nuestra Señora de Atocha. Las espigas de trigo que también llevaba simbolizan la fecundidad, la esperanza y la alegría.

Los pendientes, regalo de los Reyes a Letizia, consistieron en aretes de platino con seis diamantes talla pera de 2'44 quilates, dos diamantes talla brillante de 1'22 quilates y dos diamantes talla brillante de 4'54 quilates. La diadema, una joya de estilo Imperio formada de platino y brillantes, es propiedad de Su Majestad la Reina, que la lució el día de su boda. Desde su origen ha estado vinculada a matrimonios de trascendencia dinástica.

Don Felipe vistió el uniforme del Ejército de Tierra de comandante, con guerrera y pantalón azules de satina de gorina, diseñado por el sastre madrileño Cecilio Serna. Confeccionado a mano por ocho personas, el cuello y las bocamangas estaban bordadas de oro. El Príncipe llevó el collar de la Orden del Toisón de Oro siguiendo la tradición de la Monarquía española, así como la placa de la Gran Cruz del Collar de la Orden de Carlos III, consistente en una banda de seda azul celeste. Otra de las condecoraciones que lució fueron las Grandes Cruces del Mérito Militar, Naval y Aeronáutico.