Ratzinger, junto al Papa, el pasado 18 de mayo, día en el que éste cumplió 83 años.

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AGENCIAS-MUNICH/ROMA
En declaraciones al semanario alemán 'Bunte', que saldrá a la venta hoy, monseñor Ratzinger considera que «es muy probable» que el Papa trabaje demasiado, a pesar de la agravamiento de su enfermedad. Sin embargo, el cardenal bávaro, garante de la ortodoxia vaticana, explica que no puede evitar que el Santo Padre continúe activo. «Otros deben hacerlo», aconsejó.

«Si no puede viajar, el buen Dios lo llamará», afirma monseñor Gaenswein. Juan Pablo II, que padece Parkinson, parecía agotado tras su viaje a Eslovaquia, pero continuó preparando su sucesión. El domingo pasado anunció el nombramiento de 31 nuevos cardenales, 26 de los cuales se unirán a los 109 cardenales que deberán elegir al próximo Papa. En el Vaticano no hay un temor especial por la salud del Papa, aunque se reconoce que «está mal» debido a la enfermedad de parkinson que padece.

En el mismo semanario, el secretario personal del cardenal Ratzinger, monseñor Georg Gaenswein, sostiene que Juan Pablo II no está dispuesto a dejar de viajar, a pesar de las especulaciones no confirmadas que circulan en la prensa italiana según las cuales su visita pastoral a Eslovaquia del 11 al 13 de septiembre pasado podría haber sido su 102 y último viaje al extranjero.

Así lo manifestaron fuentes oficiales de la Santa Sede, que precisaron que «tal vez porque estamos más cerca de él no le vemos tan mal como señalan los medios de comunicación». Las mismas fuentes precisaron que la salud del Papa «es la que es y se ve», pero que el Pontífice está bien dentro de sus limitaciones y que otra prueba de que no está tan mal es que bromea con sus colaboradores.