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El príncipe de Asturias adelantó a ayer noche su regreso a España desde Alemania, donde en segunda jornada de su viaje oficial, se reunió con el canciller, Gerhard Schröeder. El príncipe tenía previsto concluir hoy su estancia oficial en Alemania con una visita a Dresde, pero «a la vista de las circunstancias actuales del momento internacional» regresa a Madrid, dijo en Berlín la portavoz de la Casa del Rey, Asunción Valdés.

Las autoridades federales alemanas y las del estado de Sajonia, dijo Valdés, han sido informadas y han mostrado «su plena comprensión» con esta decisión relacionada con la crisis de Irak. Valdés añadió que la interrupción tiene lugar «una vez concluida la parte central de la visita oficial a Alemania, que ha sido especialmente satisfactoria en todos sus aspectos».

El Príncipe de Asturias y Gerhard Schröeder coincidieron en considerar que el peso y la profundidad de las relaciones entre España y Alemania están por encima de sus diferencias ante la crisis de Irak. Schroeder recibió ayer en la sede de la cancillería federal a Don Felipe, y el encuentro fue aprovechado por ambos para acentuar la importancia de las relaciones bilaterales.

Fuentes diplomáticas informaron de que la reunión, que tuvo lugar en el despacho del Canciller y duró algo mas de media hora, transcurrió en un ambiente presidido por la cordialidad y por gestos de mutua simpatía. Schröeder, indicaron las fuentes, repasó la larga lista de elementos que componen la relación bilateral, desde los lazos históricos hasta los intereses compartidos en la Unión Europea, pasando por el turismo y el interés de los alemanes por la cultura española.

El canciller, en ese contexto, dijo al Príncipe que unas relaciones de tan hondo calado «pueden soportar» que haya diferencias respecto a la crisis de Irak.

El Príncipe, por su parte, manifestó que su propia presencia estos días en Alemania ha de transmitir la idea de que en la situación actual se debe seguir profundizando en las relaciones. Don Felipe dijo que su visita cumple un doble deseo, el de conocer la única gran capital europea que aun no había visitado.