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FRANCE PRESS - LA HAYA
Habituada a la discreción, la familia real holandesa es sacudida desde hace varias semanas por una disputa entre la reina Beatriz y su sobrina, la princesa Margarita de Borbón Parma, un conflicto que empieza a tener repercusiones políticas y judiciales. El Parlamento holandés debatió ayer la «cuestión Margarita», como la denomina la prensa del país, en tanto la princesa y su marido presentaron demanda judicial contra el ex primer ministro Wim Kok porque los servicios de información holandeses los investigaron a petición de los colaboradores de la reina.

El escándalo estalló en febrero pasado, cuando la revista HP/De Tijd publicó una serie de entrevistas con la princesa Margarita, en la que ésta reprochaba a la familia real que rechazara a su marido, Edwin de Roy van Zuydewijn, y ensuciara su reputación a fin de empujarla a separarse de él. La pareja protestaba por su exclusión de los acontemientos familiares, como la boda del príncipe heredero Guillermo Alejandro y los funerales del príncipe consorte Claus.

El caso, aunque inhabitual en Holanda, donde la familia real es una institución respetada y relativamente discreta, hubiera podido no ir más lejos. Limitándose a un comunicado en el que afirmaba «no reconocerse» en las declaraciones de la princesa», la familia de Orange optó por el silencio «por amor a Margarita». Pero la princesa siguió ajustando cuentas con su familia, acusando a la reina Beatriz de «abuso de poder» y afirmando que ella y su marido fueron puestos bajo escucha telefónica, que la declaración de rentas de su marido fue objeto de un control especial y que ambos fueron investigados por los servicios secretos holandeses antes de casarse.