Los desempleados de Madrid, Catalunya y Baleares están
considerablemente menos dispuestos a migrar a otras regiones en
busca de empleo que los de otras Comunidades Autónomas, según un
estudio publicado por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada
(FEDEA) sobre la voluntad de migrar en España.
A lo largo del periodo 1987-2000 la proporción media de
trabajadores en paro dispuestos a migrar por un empleo fue cercana
al 30 por ciento.
El estudio muestra que en el extremo contrario los castellano
manchegos son ahora los más dispuestos a cambiar de residencia y
han desplazado en los últimos años de ese puesto a los
extremeños.
El texto, redactado por Namkee Ahn, Juan F.Jimeno y Emma García,
no analiza el comportamiento migratorio real sino la disposición a
hacerlo y señala entre sus conclusiones principales la decreciente
voluntad de emigrar y la persistencia de fuertes diferencias
regionales, aunque con variaciones sustanciales en los últimos
años.
Casi un 50 por ciento de los desempleados castellano-manchegos
se muestran dispuestos a migrar, frente al 7 por ciento de los
parados madrileños.
Asturias, Castilla y León, Extremadura y Ceuta y Melilla
muestran tasas superiores al 40 por ciento frente a Catalunya y
Baleares que con un 10,15 por ciento y un 11,11 por ciento,
respectivamente, son junto con Madrid las comunidades que menos
voluntad migratoria poseen.
Los autores del estudio señalan que esta situación se explica
por el mayor tamaño de los mercados de trabajo de esas comunidades
que «crea unas mejores expectativas en cuanto a la disponibilidad
de futuros puestos de trabajo y la probabilidad de encontrarlo
entre los desempleados».
La comparación de los datos por periodos de cuatro o cinco años
desde 1987 a 2000 muestra que los desempleados de casi todas las
comunidades han rebajado su disponibilidad de migrar.
En el conjunto de España, ese porcentaje se ha reducido de casi
el 32 por ciento en 1987-1991 a menos del 27 por ciento en el año
2000.
El proceso es particularmente notable en Extremadura, donde en
el periodo 1987-1991 de cada 100 desempleados 55 estaban dispuestos
a emigrar y en el 2000 apenas sobrepasan el 29 por ciento.
Sólo las comunidades de La Rioja y Valencia muestran tasas
ascendentes en este periodo, con porcentajes que pasan del 23,6 al
25,75 por ciento en el caso valenciano y del 34 al 39,6 por ciento
en el riojano.
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