Colas de más de tres horas y media a la entrada de la factoría «Lingotto» en Turín.

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EFE-TURÍN
Miles de italianos desfilaron ayer por la capilla ardiente del patriarca de Fiat, Giovanni Agnelli, en una conmovida y multitudinaria despedida a una de las figuras más influyentes del país en el último medio siglo.

En esta peregrinación popular no han faltado representantes del mundo político, económico y cultural, que se desplazaron hasta la sede histórica de la sociedad en Lingotto, en la periferia turinesa, para dar su último adiós a Agnelli, fallecido a los 81 años. Entre ellos estuvo el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, quien acudió a rendir homenaje al que calificó como «el empresario italiano mas conocido en el mundo» y protagonista de la recuperación industrial italiana en la posguerra.

También estaban otras figuras como el líder de la oposición italiana de centroizquierda, Francesco Rutelli, o el ex secretario general del principal sindicato italiano, el Cgil, Sergio Cofferati, quien recordó como Agnelli «fue siempre un adversario leal». En medio de un respetuoso silencio, los visitantes de detenían ante el féretro con los restos del «Avvocato» (como era conocido en Italia), adornado con rosas blancas y un sencillo crucifijo de madera. La capilla ardiente se ha acondicionado en el atrio de la pinacoteca privada de la familia Agnelli