Durante la operación, los médicos utilizaron una gran cantidad de material quirúrgico.

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EFE-LOS ANGELES El aparente éxito en la separación de las dos siamesas guatemaltecas que nacieron unidas por la cabeza se ha visto oscurecido por la vuelta de una de las niñas a la mesa de operaciones tras detectarse una hemorragia. Aún así, el director del hospital Mattel de la Universidad de California, Michael Karpf, es optimista al ser una situación «controlable» y de la que no hay que sacar conclusiones precipitadas que acaben con la alegría que ha dominado esta operación.

«Seguimos creyendo que conseguiremos el milagro. Estas son cosas que pasan», subrayó Cris Embleton en nombre de la organización «Healing the Children», que hizo posible esta operación, cuyo coste asciende a 1'5 millones de dólares. Fue una intervención que duró más de 20 horas tras su comienzo el lunes, y que concluyó con la separación de las pequeñas María Teresa y María de Jesús Quiej-Alvarez, de un año de edad.

«Todo el mundo tenía la carne de gallina al final de la operación. La gente gritaba, vitoreaba, aplaudía y lloraba», según describió el doctor Houman Hemmati el momento en que se logró separar los cráneos de ambas niñas. Según Karpf, durante la operación «todo transcurrió incluso mejor de lo que esperaban». Como los médicos habían previsto, los cerebros estaban separados, así como las arterias, y el mayor problema fue distribuir entre ambas el sistema de drenaje que ofrecen las venas, que estaba compartido. Durante esta parte de la operación, Hemmati puntualizó que una de las niñas perdió mucha sangre, pero se le administraron numerosas transfusiones. Aún así, el optimismo está bañado por una nube de incertidumbre, dado que las próximas horas y días serán cruciales para la vida de las niñas, como ha demostrado la nueva operación en María Teresa.

El deseo comentado por los doctores antes de comenzar por la operación es su esperanza de que las niñas abandonen el centro «andando por su cuenta o, al menos, andando a gatas». De momento, aunque tanto María Teresa como María de Jesús habían dado muestras de una inteligencia normal, así como de una buena salud, su calidad de vida estaba muy limitada por culpa de la unión de sus cráneos. Esa unión les hacía imposible incorporarse y andar. Incluso algo tan sencillo para un bebé, como darse la vuelta, era una batalla, especialmente si las niñas no estaban de acuerdo para que lado girar. Recordemos que las niñas nacieron hace un año en un pequeña localidad rural unidas por la zona superior del cráneo, cada una mirando en dirección opuesta.