Imagen de la balsa minera de Aznalcóllar de la que se desprendieron residuos tóxicos.

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El Gobierno acordó ayer multar a Boliden-Apirsa con más de 45 millones de euros (unos 7.500 millones de pesetas) por el vertido tóxico de Aznalcóllar, una medida saludada por la Junta de Andalucía, PSOE y ecologistas, aunque opinan que será difícil de cobrar y que se ha gastado mucho más. El vertido tóxico, el mayor desastre ecológico en España y que afectó al entorno de Doñana, tuvo lugar el 25 de abril de 1998, cuando reventó el depósito de residuos piríticos de la mina, provocando la salida incontrolada al río Guadiamar de cinco millones de metros cúbicos de lodos, con arsénico, cadmio, mercurio y otros metales pesados.

La multa es el resultado del expediente sancionador incoado por el Ministerio de Medio Ambiente el mismo día del vertido, pero que fue suspendido durante los trámites judiciales y que siguió su curso después de que la Audiencia Provincial de Sevilla archivara el año pasado la causa penal contra Boliden-Apirsa.

El importe total, acordado en el Consejo de Ministros a propuesta del Ministerio de Medio Ambiente, asciende a 45.077.510'51 euros, e incluye la indemnización por daños al dominio público hidráulico y la reposición de las zonas afectadas a su estado anterior a los vertidos incontrolados. Aunque Boliden-Apirsa abandonó la explotación de la mina en octubre del año pasado, un portavoz de la compañía en Estocolmo declaró que se pronunciará sobre la sanción cuando reciba la confirmación oficial, pues «hemos oído rumores, pero no nos ha llegado nada del Gobierno español».

En este sentido, el vicepresidente segundo y ministro de Economía, Rodrigo Rato, explicó tras el Consejo de Ministros que la multa deberá ser abonada por la propia empresa «o por aquéllos que detenten los derechos sobre ella». A su vez, la consejera andaluza de Medio Ambiente, Fuensanta Coves, propuso al Ejecutivo central que se coordine con la Junta de Andalucía para presentar una demanda civil contra Boliden-Apirsa, ya que la sanción puede ser «más cuantiosa». Además indicó que ahora la empresa se debe hacer cargo de las tareas de restauración paisajística y descontaminación que tanto la Administración central como la autonómica llevan a cabo para reconvertir la zona en un Corredor Verde.

La secretaria de la Ejecutiva Socialista en Medio Ambiente, Cristina Narbona, subrayó que es «la primera medida en cuatro años», que su cuantía es cinco veces inferior a lo aportado por los ciudadanos españoles para recuperar la zona. Por su parte, Los Verdes calificaron de «tardía e irrisoria» la sanción.