La menor llegó al instituto acompañada de sus padres y de dirigentes de la comunidad islámica. FOTO: EFE

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Fátima acudió a las nueve de la mañana a este instituto, acompañada de sus padres y de representantes de la Comisión Islámica, que se reunieron posteriormente con la directora del centro, Delia Duró, y acordaron la escolarización «provisional» de la niña en este IES. El padre de Fátima, Ali Lessardi, manifestó tras la reunión que estaría dispuesto a que su hija continuara sus estudios en el centro religioso concertado de las Concepcionistas "donde estaba previsto que ingresara hace cuatro meses", siempre y cuando permitan que acuda con el pañuelo y la falda del uniforme «más larga» porque, dijo, ése es el deseo de la pequeña.

La directora del instituto señaló que no iba a poner «impedimentos» a que la niña llevase puesto el pañuelo en este centro, después de que una mujer de la Comisión Islámica le explicase «los motivos» por los que las mujeres musulmanas llevan esta prenda y que lo hacen «por su voluntad». Por su parte, la FAPA del Juan de Herrera criticó al consejero de Educación, Carlos Mayor Oreja, por no haber obligado a las Concepcionistas a admitir a Fátima, cuando es «un centro concertado que recibe fondos públicos».

La ministra de Educación, Pilar del Castillo, consideró que la polémica trasciende el hecho de que lleve o no un pañuelo a clase, sino en ver «si eso condiciona que una persona se eduque en los valores establecidos en nuestra sociedad», aspecto que también subrayó el titular de Trabajo, Juan Carlos Aparicio, quien recordó, no obstante, que estamos ante una cuestión que sólo se produce con niñas y mujeres. Del Castillo se mostró preocupada de que esa manifestación cultural y religiosa conlleve problemas «en el periodo formativo de las personas en el sistema educativo», como puedan ser «no poder compartir valores fundamentales como la formación física u otras cuestiones».

Por su parte, el secretario general del PP, Javier Arenas, aseguró que el objetivo del Gobierno es «la integración» de los inmigrantes, quienes, dijo, deben hacer un esfuerzo para que se dé ese objetivo final. Desde el PSOE, su secretario general, José Luis Rodríguez Zapatero, reclamó a Del Castillo que no improvise con la futura Ley de Calidad y reclamó «un gran acuerdo social sobre la inmigración», mientras que el secretario general de la Federación Socialista Madrileña, Rafael Simancas, denunció el «doble rasero» de la Comunidad al no obligar a escolarizar a la niña en el colegio concertado religioso donde tenía plaza asignada. Por su parte, la consejera de Servicios Sociales de la Comunidad de Madrid, Pilar Martínez, defendió que la niña acudiera con la cabeza cubierta, si es su deseo, porque una determinada forma de vestir «no debe impedir que reciba una educación de calidad».

Sin embargo, la patronal de la enseñanza concertada Educación y Gestión, a la que pertenece el colegio católico Inmaculada Concepción, defendió la actitud del centro y criticó que se usen casos «anecdóticos» para atacar a los centros religiosos. Frente a ella, el sindicato FETE-UGT estimó «sensato» la escolarización de la niña «sin condiciones» y la FAPA Francisco Giner de los Ríos exigió la «inmediata» retirada del concierto al centro de las Concepcionistas por practicar una actitud discriminatoria por motivos de carácter religioso. La Confederación de Asociaciones de Padres de Alumnos (CEAPA) es partidaria también de anular los conciertos con los centros privados que no respondan a la función social basada en principios de aconfesionalidad y no discriminación.

La Asociación Democrática de Mujeres de Marruecos también terció en la polémica apostando por la escolarización de Fátima y recordando que el Islam «no obliga a las mujeres a cubrirse la cabeza con un pañuelo», mientras que los estudiantes marroquíes de Granada consideraron que prohibir el velo contradice las libertades públicas. Desde la Generalitat se aseguró que nunca se había dado en Catalunya un caso como el de San Lorenzo de El Escorial, porque en esta comunidad las alumnas musulmanas que lo desean acuden al colegio con la cabeza cubierta con toda normalidad, tanto si están matriculadas en un centro público como en uno religioso.