La Reina visitó los 'stands' junto a Gonzalo Robles.

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La primera en la frente. El desparrame de los jóvenes en torno al 'botellón' se va a solucionar de manera tajante: no se podrá beber en la calle y además estará prohibido para los que tengan menos de 18 años. Así lo aseguró el ministro del Interior, Mariano Rajoy, que adelantó ayer que el Ejecutivo está preparando una ley en esa dirección. El Ejecutivo espera contar con el acuerdo y la colaboración de las autonomías, para lo que se convocará la Conferencia Sectorial, y, con el de las corporaciones locales.

Rajoy señaló que el proyecto del Gobierno es elaborar una normativa que prohíba el consumo en la vía pública, se eleve hasta 18 años la edad mínima para beber, se limite la publicidad y promoción de bebidas alcohólicas, y se ordenen las restricciones de la venta, distribución y consumo de alcohol en menores y se endurezcan las sanciones a los establecimientos que les expendan bebidas. Sanidad ya tiene elaborado un decreto para homologar en 18 años en todas las comunidades la edad mínima para beber. Ante este anuncio, el PSOE pidió al Ejecutivo una política preventiva para evitar el uso abusivo del alcohol y que cumpla la ley vigente. La secretaria de Movimientos Sociales del PSOE, Leire Pajín y la portavoz de este partido en materia de drogas, Carmen Romero, calificaron el congreso de «paripé».

Romero se preguntó por qué hace meses el ministro dijo en la comisión mixta sobre la materia que no había problemas con el alcohol y ahora se haya convertido en un asunto tan angustioso. Además aseguró que el endurecimiento no sirve de mucho porque en la actualidad no se sanciona. «En Madrid sólo han sido sancionados tres establecimientos», dijo. El secretario general de Juventudes Socialistas, Herick M. Campos, reclamó políticas integrales en lugar de normas represivas. En su opinión, el problema hunde sus raíces en las escasas oportunidades de ocio de que disfruta la juventud española y se relaciona directamente con los focos de exclusión: la falta de expectativas laborales, la precariedad en el empleo y la imposibilidad del acceso a una vivienda.

Campos cree que el problema del 'botellón' no debería extrañar a nadie cuando los jóvenes se encuentran con que «no hay espacio de ocio para ellos, los horarios laborales y académicos son cada vez más estrictos, la renta de los jóvenes es escasa y valoran mucho su tiempo de ocio, aunque apenas tienen alternativas». La portavoz de IU en la Comisión de Sanidad en el Congreso, Marisa Castro, se pronunció en una dirección similar. Castro cree que las leyes prohibicionistas no solucionarán el problema, sino que es necesaria una educación de jóvenes en el consumo de alcohol responsable y cívica.

Este debate se desarrolla en el marco del Congreso 'Jóvenes, noche y alcohol' que se celebra en Madrid. La inauguración del acto corrió a cargo de la reina doña Sofía, que apostó por una correcta formación e integración familiar frente al consumo de alcohol juvenil. En su opinión, la forma más acertada en la que una sociedad pueda avanzar hacia cotas de mayor bienestar es haciendo partícipes a sus jóvenes de un proyecto de vida sugestivo que les incorpore a su desarrollo y les haga sentirse protagonistas y no meros espectadores. El psiquiatra Luis Rojas Marcos explicó que el fenómeno del consumo desmesurado de alcohol revela en ocasiones una depresión solapada que incita a beber para escapar de ese sentimiento.