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La infanta Cristina y su esposo, Iñaki Urdangarín, recibieron ayer, en la clínica donde nació su hijo Pablo Nicolás la visita de distintas personalidades y entre ellas la del presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, y la de la esposa del presidente del Gobierno, Ana Botella. Tanto los padres como el niño han pasado la segunda jornada con tranquilidad y arropados por sus familiares. La Reina y los abuelos paternos estuvieron con ellos la mayor parte del tiempo.

Ayer se acercaron también hasta el centro sanitario para felicitar a los nuevos padres y sus familias la delegada del Gobierno, Julia García Valdecasas, el alcalde de Barcelona, Joan Clós, y el Jefe de la Región Militar, Alejandro Sintes, entre otros. Tras la visita, el presidente de la Generalitat dijo que les había deseado que «las cosas les vayan bien» a toda la familia y, especialmente al recién nacido, una larga vida.

Joan Clos recordó a los periodistas que la Corporación Municipal envió el jueves a Pablo Nicolás un sonajero de plata, réplica de otro de principios de siglo, y un peluche de «Copito de nieve», y añadió que tanto la madre como el niño se encuentran bien. «Como tanto el embarazo como el parto han sido normales, todo es alegría y satisfacción», puntualizó Clos. Según el parte médico que leyó el doctor Manuel García Valdecasas, poco después del nacimiento del niño el pasado día 6, el bebé pesó al nacer tres kilos ochocientos gramos y midió 54'5 centímetros.

Uno de los regalos más originales ha sido una camiseta del «Barça», del tamaño de un recién nacido, con el nombre del hijo de los duques de Palma impreso, que llevó ayer en persona el presidente del club de fútbol, Joan Gaspart, quien a la salida aseguró que Pablo Nicolás será un buen aficionado porque tiene cara de «culé». Gaspart apostilló que el niño era precioso y «rubito».