Italia decretó ayer una prohibición unilateral, por lo que ya son
cuatro, junto con Francia, Reino Unido y Portugal, los Estados que
han dado ese paso sin esperar una decisión comunitaria. El Reino
Unido y Portugal se vieron obligados hace tiempo a adoptar esa
medida tras la fuerte propagación que registró en ambos países el
mal de las «vacas locas».
El Parlamento Europeo adoptó una resolución a favor de la
prohibición temporal de las harinas cárnicas, cuyo suministro sólo
está prohibido para la alimentación de los rumiantes desde
1994.
La CE se ha negado hasta ahora a extender el embargo a la
totalidad del ganado, pero ya está empezando a flaquear en su
determinación debido a la fuerte presión de la opinión pública.
La denuncia que presentarán hoy las familias de dos víctimas
francesas de la variante humana del mal de las «vacas locas», por
el «inmovilismo» que han mostrado durante diez años las autoridades
británicas, francesas y de la CE, ha añadido más leña al fuego.
El comisario europeo de Protección de los Consumidores, David
Byrne, ha admitido que no se descarta la posibilidad de prohibir
totalmente el uso de esos alimentos para el ganado. Bruselas deberá
convencerse para ello de la incapacidad de los Estados miembros
para controlar la utilización ilícita de las harinas cárnicas
(autorizadas para cerdos, aves y peces) en la alimentación de los
rumiantes.
Byrne anunció la próxima visita de inspectores comunitarios a
los Quince Estados miembros para comprobar si han puesto en marcha
los controles nacionales adecuados.
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