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EFE. Ciudad del Vaticano. El Papa recordó ayer en el Vaticano a cuatro obispos españoles asesinados durante la Guerra Civil de 1936-39, y resaltó que dieron sus vidas por Cristo, al igual que otros muchos prelados que en los dos mil años de cristianismo derramaron su sangre difundiendo el Evangelio.

Los obispos fueron recordados durante la misa solemne con la que se celebró hoy en la plaza de San Pedro el Jubileo de los Obispos, a la que asistieron 1.500 prelados y 80 cardenales, en la mayor concentración de obispos en el Vaticano desde el Concilio Vaticano (1962-1965), que reunió a 3.000.

Además de los españoles, el Pontífice también recordó a otros prelados fusilados en China y a los caídos durante el nazismo y el comunismo. En esta ocasión, no fue recordado ningún prelado asesinado en América Latina o en los conflictos africanos.

Los obispos españoles destacados fueron Diego Ventaja Milán, Manuel Medina Olmos, Anselmo Polanco y Florentino Asensio Barroso. Ventaja Milán fue prelado de Almería y Medina Olmos de Guadix (Granada). Ambos fueron asesinados el 30 de agosto de 1936 y elevados por Juan Pablo II a la gloria de los altares el 8 de octubre de 1993. Fray Anselmo Polanco fue obispo de Teruel-Albarracín y fue ejecutado el 7 de febrero de 1939. El Papa le beatificó el 1 de octubre de 1995. Florentino Asensio Barroso fue obispo de Barbastro (Huesca, norte). Fue vejado en numerosas ocasiones y durante el último interrogatorio le cortaron los testículos. Fue fusilado a las puertas del cementerio de la ciudad el 9 de agosto de 1936. El 4 de mayo de 1997 Asensio fue beatificado por el Papa junto a Ceferino Giménez Mallas, alias «el Pele», el primer gitano elevado a la gloria de los altares y que también fue fusilado durante esa contienda civil. Todos fueron perseguidos «por odio a la fe católica» y considerados «mártires» por el Vaticano.