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AGENCIAS - LUXEMBURGO El Gran Ducado de Luxemburgo festejó ayer la subida al trono de Enrique, hijo del Gran Duque Juan, que a los 79 años abdicó a favor del príncipe heredero después de treinta y cinco años de reinado. El Gran Duque Enrique, de 45 años, y su esposa, la Gran Duquesa María Teresa, de 44, son, desde ayer, los nuevos soberanos del país más pequeño y rico de la Unión Europea, así como los más jóvenes de Europa.

En el Salón de Fiestas del palacio, el hasta ahora jefe de Estado de Luxemburgo firmó el decreto gran ducal de su abdicación en presencia de su esposa, la Gran Duquesa Josefina Carlota, los futuros Grandes Duques, Enrique y María Teresa, la reina Beatriz de Holanda, los reyes Alberto II y Paola de Bélgica, el primer ministro de Luxemburgo, los miembros de la familia gran ducal, y varios miembros del Gobierno y de la Cámara de Diputados. En virtud del artículo 3 de la Constitución, el Gran Duque Juan firmó el texto de su abdicación, en el que proclamó: «Renuncio a la Corona del Gran Ducado de Luxemburgo en favor de nuestro hijo muy querido, el Gran Duque heredero Enrique».

La familia ducal al completo se trasladó pocos minutos después a pie, junto a los reyes de Bélgica y Holanda, hasta la Cámara de Diputados, donde el nuevo Gran Duque Enrique de Luxemburgo juró la Constitución en una ceremonia solemne pero sencilla.

El nuevo Gran Duque de Luxemburgo aseguró en su discurso que es consciente de «los deberes y obligaciones que le impone este juramento» y aseguró que está dispuesto a «cumplirlos con conciencia y competencia», pues señaló que desde niño sus padres le prepararon para asumir las tareas de Jefe de Estado. Enrique de Luxemburgo tuvo palabras de agradecimiento para sus padres, los Grandes Duques Juan y Josefina Carlota.