La UE decidió en agosto del año pasado levantar el embargo sobre el vacuno británico.

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El director de la Unidad de Vigilancia de la versión humana del mal de las «vacas locas», el Creutzfeld Jakob (CJD), Robert Will, ha revelado que estos alimentos preparados en los años ochenta, cuando se detectó el mal entre el vacuno, podrían haber sido responsables del alto número de muertes entre los jóvenes.

Según Will, uno de los grandes misterios es por qué el CJD, versión humana de la encefalopatía espongiforme bovina (EEB), ha afectado sobre todo a la gente joven, señala al dominical británico «The Independent on Sunday». La unidad que Will preside, con sede en Edimburgo (Escocia), fue establecida por el Gobierno para investigar el mal, que por ahora es incurable y tiene un período de incubación de al menos diez años. Una razón que plantea el científico es que algunos alimentos para bebés y las viandas escolares preparadas en los ochenta podrían contener restos de médula espinal de vacas, la parte de mayor riesgo de transmisión cuando el animal contrae EEB.

Estos restos habrían sido utilizados para preparar alimentos para bebés y también salchichas, hamburguesas, patés y otras comidas rápidas, las preferidas de los escolares. Las revelaciones salen a la luz después de que se detectaran varios casos de CJD en Leicestershire, centro de Inglaterra. Las autoridades sanitarias británicas han dispuesto una investigación sobre cinco casos de la versión humana de las «vacas locas» detectados en esa zona de Inglaterra. Tres personas afectadas con CJD murieron el año pasado en el área, mientras que una cuarta falleció en mayo pasado, en tanto que se sospecha que una quinta padece la enfermedad, según datos facilitados por las autoridades sanitarias.