Los preservativos son hoy por hoy la forma de combatir la expansión del sida.

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La Casa Blanca ha declarado la enfermedad del sida como una «amenaza» para la seguridad por su capacidad de derribar gobiernos, iniciar guerras y poner en peligro la construcción de la democracia.

Por primera vez, el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca ha identificado una enfermedad infecciosa entre las amenazas para la seguridad de Estados Unidos, que hasta ahora prestaba su máxima atención a cuestiones como el terrorismo.

El diario «The Washington Post», que informaba ayer de este cambio en la orientación del consejo, afirma que Estados Unidos ha duplicado los presupuestos que destina a combatir el sida fuera del país y ahora dedicará un total de 254 millones de dólares.

Otra de las medidas que demuestra la preocupación que el sida suscita es la creación de un grupo de trabajo que conecta varios departamentos y que tiene como misión la formulación y el desarrollo de iniciativas para combatir el problema.

El sida, especialmente dramático en Africa y Asia por la falta de medios que existe en muchos países de ambos continentes, ha contagiado ya a más de 35 millones de personas en el mundo. De momento no existe una vacuna que permita prevenir la enfermedad.

La decisión adoptada por el Gobierno estadounidense se basa, según «The Washington Post», en informes de sus servicios de inteligencia, que apuntan a que esta epidemia puede tener consecuencias catastróficas en gobiernos de otros países, especialmente en Africa.

Estos informes señalan que una cuarta parte de la población del sureste de Africa podría morir a causa del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y que el número de afectados puede seguir creciendo sin control en la próxima década.