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Con la hambruna en Etiopía aún sin resolver, la FAO advirtió ayer que otros 34 países sufren crisis alimentarias y que si se confirman las malas previsiones en las cosechas, no se cubrirán las necesidades de la población durante este año ni el que viene. Según la FAO, las peores crisis se producen en Africa, donde sólo en la región conocida como El Cuerno hay 16 millones de personas amenazadas por la hambruna. Además se ha empezado a extender a Mongolia y Afganistán.

En Etiopía, unos quince misioneros españoles de varias congregaciones advirtieron que llevaban mucho tiempo avisando sobre la hambruna en el país, aunque «a nadie le interesan estos temas si no hay imágenes de denuncia». En opinión del misionero José Luis Lizalde, las ONGs sólo ponen un parche, porque lo que realmente hace falta es un trabajo en profundidad que ponga fin a las olas cíclicas de hambruna. Las misiones religiosas ponen en marcha programas de potenciación de la agricultura, para introducir nuevos cultivos como la patata y enseñar nuevas técnicas para lograr mejores cosechas.

Lizalde destacó que en los casos de emergencia las congregaciones religiosas cambian sus actividades normales para emprender acciones de asistencia y ayuda. «Nuestro trabajo impide que muera gente», argumentó el misionero.

Además de la escasez de alimentos, la deficiente asistencia sanitaria es otro de los grandes problemas de los países en vías de desarrollo.