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El cardenal y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Antonio María Rouco, eludió ayer concretar la petición de perdón de la Iglesia católica española por su papel en el régimen surgido tras la contienda civil, y señaló al respecto que «algunos hubieran querido escuchar de nosotros una justificación, si no una glorificación de aquellos hechos».

«Otros han echado en falta, agregó, una autoinculpación de la Iglesia como causante de la ruptura de la paz y como sostenedora del régimen político implantado por los vencedores. No hemos querido hacer ni lo uno ni lo otro».

«Nos parece que no hubiera sido justo ni oportuno entrar en juicios históricos de esa naturaleza. Hemos pedido y pedimos perdón a Dios por todas las acciones contrarias al Evangelio de la paz cometidas por los españoles de un lado y otro de los frentes bélicos, por tanto, también las de los católicos».

Para Rouco «el futuro no se construye sobre falsificaciones de la historia. Las causas de aquella guerra civil y de sus consecuencias son complejas. Simplificar los hechos para obtener de ellos determinados rendimientos no contribuye a restañar las heridas ni a cimentar la paz sobre las únicas bases sólidas, que son la verdad, la justicia, comprensión y el perdón».