Antonio Sánchez, sentado junto a su mujer y rodeado de cinco de sus hijos.

Antonio Sánchez, sentado junto a su mujer y rodeado de cinco de sus hijos.

16/03/00 0:00
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EFE - CIUDAD REAL Antonio Sánchez Migallón, de 78 años y natural de Manzanares, que recuperó la vista tras 42 años de ceguera, dijo ayer que «es imposible explicar con palabras las sensaciones que tiene al poder ver a la gente con la que habla y a los coches que circulan por las calles». Sánchez Migallón, que tenía 36 años cuando perdió la vista por una explosión de anhídrido sulfuroso, solo conocía a cuatro de sus nueve hijos y a ninguno de sus veintidós nietos.

Lo primero que vio tras la operación, que se llevó a cabo el pasado mes de febrero en el Hospital Mancha Centro de Alcázar de San Juan, fue a Carmen, su hija mayor, y los ojos azules de uno de los cirujanos.

Sánchez Migallón agregó que después de tanto tiempo sin ver no reconocía a ninguno de sus nueve hijos, porque «los vi muy cambiados», ya que cuando se quedó ciego su hija mayor tenía siete años.

Su ilusión, ahora, es vivir muchos años para poder disfrutar de la visión que recuperó hace 21 días cuando se sometió a una operación de implante de cornea artificial, dijo muy emocionado.

Aunque todavía no ha salido mucho a la calle porque está «aturullado» dijo que es imposible explicar con palabras la sensaciones que tiene al poder ver a la gente con la que habla o a los coches que circulan por las calles, ya que antes solo los oía. Antonio tampoco sabía lo que era la televisión en color, aunque prefiere la radio, comentó. La operación ha sido llevada a cabo por los doctores Nicolás López Ferrando, del servicio de Córneas del citado centro sanitario, y el jefe en funciones del Servicio de Oftalmología, Fernando González del Valle, y consistió en el implante de una córnea artificial rodeada de un material biocompatible en uno de los ojos receptores, lo que se conoce con el nombre de queratoprótesis.

Según explicó el doctor López Ferrando, esta operación no sirve para todos los supuestos, sino solo para quemaduras muy graves como el caso que nos ocupa y que fue consecuencia de un producto químico utilizado para conservar el vino como el anhídrido sulfuroso.