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Italia vivió ayer la misma incertidumbre que hemos vivido los españoles durante las últimas semanas con la extraña lluvia de bloques de hielo de origen desconocido. Dos bloques de hielo cayeron ayer por la mañana en Italia, uno sobre un trabajador de un centro comercial en la ciudad de Ancona y otro en una céntrica calle de Milán. El empleado de limpieza Massimo Giunchi resultó herido al ser alcanzado por un trozo de hielo de 750 gramos y tuvo que ser trasladado al centro de primeros auxilios de la ciudad, donde se halla en observación. El segundo bloque fue descubierto en una concurrida avenida de Milán por un médico que escuchó un estruendo cuando estaba cerrando la puerta de su coche y al girarse vio el bloque de hielo en medio de la calle.

Un tercer bloque de hielo de cinco kilos cayó ayer del cielo sobre un campo de golf situado cerca de Roma. El impacto hizo un agujero de ocho centímetros en el terreno. Todavía se desconoce el origen de las piezas de hielo, similares a las que se han hallado en otros puntos del país la pasada semana y en España desde el pasado día 8. Por el momento, la comisión interdisciplinar de científicos españoles descartó el pasado viernes que los bloques, que están formados por agua meteórica, sales y algunos metales y se precipitan a una velocidad de unos 300 kilómetros por hora, fuesen aerolitos, meteoritos o restos de agua de los aviones.

Esta comisión apuntó que los bloques se forman en capas muy altas de la atmósfera y recordó que no es la primera vez que se produce este tipo de fenómenos pues ya en 1995 se contabilizaron casos similares en China y en Brasil, donde cayeron piezas de 50 y 200 kilos.

Los resultados de los investigadores italianos en cuanto a la caracterización del bloque hallado en el norte del país son los mismos que obtuvieron los miembros del CSIC, por lo que se trataría de bloques de hielo «similares» en su estructura, según declaró uno de los científicos que forman parte del Consejo de investigación del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Fernando López Vera. El Consejo consultivo y de asesoramiento español, formado por doce personas, incluido el meteorólogo del Instituto Nacional de Meteorología Luis Muriosguren, está actualmente revisando los trabajos para reorientar la investigación.