La intervención fue dirigida por el profesor Jean Michel Dubernard (derecha).

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EUROPA PRESS - LYON El profesor Jean-Michel Dubernard y un equipo de 18 cirujanos de distintos países han realizado el primer doble trasplante de manos y antebrazos, según informó ayer el hospital Edouard-Herriot de Lyon (este de Francia), donde se realizó la operación. En la misma participó también el profesor Earl Owen, director del Centro de Microcirugía de Sydney. Ayer el paciente se encontraba «en un estado satisfactorio y estable», según un comunicado del hospital Edouard - Herriot.

El receptor del trasplante es un francés de 33 años, que perdió las dos manos hace cuatro a raíz de la explosión de un petardo de fabricación casera. Su identidad no fue comunicada. La operación, que duró unas 17 horas y en la que participaron cincuenta personas, se realizó el jueves y no fue difundida para evitar la presión de la prensa. Los órganos a trasplantar fueron retirados del donante la noche anterior. Se trata de un trasplante llamado «compuesto», dado que no afecta únicamente a un órgano.

Las manos y la parte inferior de los antebrazos del donante fueron injertadas simultáneamente, suturándose las arterias, los nervios, los tendones, los músculos y la piel después de fijarse los huesos del antebrazo. Fueron utilizadas cuatro de las más potentes substancias inmunodepresivas.

En este mismo hospital y secundado por el mismo equipo, el profesor Dubernard realizó en septiembre de 1998 el primer trasplante de una mano humana.
En esa ocasión, el paciente era Clint Hallam, neocelandés de 49 años, que hasta hoy no ha presentado ninguna señal de rechazo y que fue recuperando progresivamente la sensibilidad hasta la punta de los dedos.

Este éxito reforzó la voluntad del médico y su equipo de intentar un trasplante de manos y antebrazos, para el cual habían obtenido ya la autorización de las autoridades sanitarias. Comentando el primer trasplante, el profesor Dubernard, que consideraba el rechazo como el riesgo principal, estimó el pasado mes de noviembre que su éxito aportaba «una formidable esperanza a miles de personas privadas de sus miembros».