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El 58 por ciento de los ascensores españoles son inseguros y tienen graves defectos, entre otros la ausencia de la toma de tierra, que evita posibles electrocuciones, o problemas en el limitador de velocidad, que acciona el paracaídas de la cabina en caso de desplome.

Estos defectos graves «comprometen la integridad física del pasajero, pero no de forma tan inminente que obligue al precintado inmediato, como los problemas críticos, y deben ser reparados en un plazo máximo de 4 a 6 meses», afirma en un estudio la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).

El informe, presentado ayer, señala que el 1 por ciento de estos aparatos sufre defectos críticos, que «ponen en peligro inequívoco al usuario y obligan a precintar la cabina en un plazo máximo de 24 horas».

El estudio analizó 380 aparatos, se desarrolló en siete ciudades "Bilbao, Cáceres, Gijón, Guadalajara, Sevilla, Zaragoza y Madrid" e incluyó edificios particulares y públicos.

El 29 por ciento de los ascensores analizados estaba en perfecto estado y el 12 por ciento presentaban defectos leves, fallos que deben ser corregidos en un plazo de 10 a 12 meses como máximo, aunque no comprometen la seguridad personal de los consumidores.