El secretario de Estado de Educación, Jorge Fernández (dcha.), en las jornadas sobre la ESO.

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El Gobierno «se hace eco» de las peticiones realizadas por los profesores para una «urgente modificación» de la ESO, resaltó ayer el secretario de Estado de Educación, Universidades e I+D, Jorge Fernández, antes de clausurar las Jornadas «La ESO a debate: situación actual y perspectivas». Según Fernández, «no ha habido una denuncia tan generalizada desde la aplicación de la Reforma, en el curso 1991-92», por lo que el Gobierno, «sin necesidad de tocar la LOGSE, podrá culminar la próxima Legislatura el desarrollo de la misma con la modificación de algunas de las defectuosas aplicaciones que ha habido».

Durante tres días, unos 500 profesores de todas las comunidades autónomas, salvo Aragón, que ha declinado participar, se han reunido en Madrid para analizar la situación actual de la ESO, cuando se culmina la implantación de los cuatro cursos en todas las provincias.

Como colofón, ayer presentaron las recomendaciones finales, distribuidas en ocho apartados: competencias exigibles, trayectorias educativas, evaluación y promoción, educación especial y compensatoria, organización y vida escolar, profesorado, función directiva y la educación postobligatoria: FP y Bachillerato.

En el primer apartado señalan que hay que asegurar el uso correcto, oral y escrito, del castellano, y en su caso, de la lengua propia de cada comunidad, así como el manejo de operaciones aritméticas y la potenciación de las Humanidades, incluso incrementando la carga lectiva.

Para ello se recomienda actuar ya sobre el último ciclo de Primaria, introducir una diversificación o especialización en el segundo ciclo de la ESO -en especial en cuarto-, y reducir las optativas en beneficio de las instrumentales, ya que, añaden, el actual sistema «diluye y desmotiva a los alumnos más capacitados».

En cuanto a la evaluación, los docentes ven imprescindible que no se centre en las actitudes en perjuicio de los conocimientos, y que se contemple la posibilidad de permanencia un año más en el primer curso de la ESO, ya que la «promoción automática» reduce considerablemente la necesaria motivación del alumno.