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EFE - BERNA Suiza podría haber salvado a «miles de personas» del genocidio perpetrado durante la Segunda Guerra Mundial por el régimen nazi, pero no lo hizo al poner múltiples obstáculos a la entrada a su territorio de muchos civiles que estaban en peligro de muerte.

Esta es la principal conclusión del informe sobre la política de refugiados de la Confederación Helvética en el periodo 1938-42 publicado ayer con un año de retraso por la Comisión Bergier, que investiga desde hace tres años el papel de Suiza durante la Segunda Guerra Mundial. Aunque los expertos reconocen que «es imposible precisar el número de personas a las que Suiza hubiera podido salvar de la deportación y de la muerte», señalan que se tiene constancia del impedimento de entrar a la Confederación para al menos 24.000 judíos alemanes.

El informe asegura que las autoridades suizas «a pesar de tener conocimiento» de los hechos «de una crueldad y amplitud apenas creíbles» que ocurrían en Alemania, y, al igual que los Gobiernos de la mayor parte de los países aliados, «no modificaron su política frente a los refugiados». La actitud más habitual que adoptaron los países neutrales fueron «la indiferencia, la pasividad, y el esfuerzo por acomodarse con el régimen nacionalsocialista», señala el informe.