El verano de 1992, Gorbachov —ya destituido— visitó con su mujer Raisa a don Juan Carlos y doña Sofía en Marivent. Se alojaron en la «suite royal» del hotel Son Vida.

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Raisa Gorbachova, la «primera dama de la Perestroika» soviética, falleció ayer en una hospital alemán, donde estaba siendo tratada de una leucemia particularmente grave que acabó con su vida en dos meses.

La mujer del último presidente soviético, Mijail Gorbachov, murió en el Hospital Clínico Universitario de Muenster (Oeste de Alemania) sin haber recobrado el conocimiento. Raisa había sufrido un colapso circulatorio el pasado día 12 y dos días después fue ingresada en la unidad de cuidados intensivos de la que no volvió a salir.

Hasta el último momento, sin embargo, los médicos y su familia mantuvieron la esperanza de que Raisa superara la crisis y que podría serle practicado un trasplante de médula. El médico que la trataba, Thomas Buechner, afirmó el pasado viernes que, pese a que Raisa estaba «atravesando una situación crítica», él seguía siendo optimista.

Ese mismo día, Mijail Gorbachov había asegurado que existían indicios de que su esposa reaccionaba positivamente a la medicación. Buechner indicó que los médicos alemanes que trataron a Raisa consideran su muerte como «un grave fracaso».

Raisa Gorbachova había viajado a Muenster por recomendación de sus médicos rusos y en el centro alemán se le diagnosticó una leucemia mielítica aguda. Dicha leucemia es un tipo de cáncer que progresa muy rápidamente, y que, en el caso de Gorbachova, era además problemático debido a la edad, 67 años», explicaron fuentes del hospital. De haber superado la crisis circulatoria que le costó la vida, Gorbachova hubiera sido sometida pronto a un trasplante de médula donada por su hermana Liumila Tirotenko que había viajado a Muenster para ello.

La muerte de Raisa, cuyos restos mortales viajarán hoy a Rusia, ha sido recibida con mucho pesar, especialmente en Alemania donde se la veía como una aliada de su marido en el proceso de Perestroika que tuvo, entre otras consecuencias, la reunificación alemana. Los ciudadanos rusos, que reprochaban a Raisa Gorvachov el haberse inmiscuido en política y sus lujosos gustos, se unieron ayer a la tristeza del antiguo presidente soviético. Acostumbrados a las esposas de los dirigentes soviéticos del estilo «babouchka» (abuela en ruso), los soviéticos no lograron aceptar a una mujer que se cambiaba de ropa cuatro veces al día y llevaba vistosas sortijas.

Entre las numerosas muestras de condolencia recibidas por Gorbachov, figuran las enviadas por los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía, Aznar, el Papa o Yeltsin.