Juan Pablo II, durante su visita a Polonia.

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AGENCIAS-GDANSK Juan Pablo II llegó ayer a Gdansk, primera etapa de una histórica peregrinación de 13 días a su Polonia natal, elogiando en esta ciudad portuaria, cuna del sindicato Solidaridad, el combate de los polacos por la libertad y la justicia.

Su Santidad fue recibido a la salida del avión por el presidente Aleksander Kwasniewski y por las más altas autoridades de la Iglesia polaca. El Santo Padre se mostró en bastante buena forma.

Unas mil personas se habían reunido en el aeropuerto de Gdansk y corearon «viva el Papa» para saludar su llegada, que tuvo lugar bajo un sol radiante. Es el séptimo viaje del Sumo Pontífice a su Polonia natal, donde pasará 13 días. Éste será además el viaje más largo del Papa en Europa desde su elección a la cabeza de la Iglesia católica en 1978.

«Comienzo mi peregrinación en el litoral del mar Báltico en Gandsk donde tuvieron lugar grandes acontecimientos de la historia de nuestro pueblo», declaró el Papa, en un discurso pronunciado con voz relativamente firme.

«Fue aquí donde se hizo oír de forma particular la voz de las conciencias que llamaban a respetar la dignidad humana, especialmente la de los trabajadores, y reclamaban la libertad, la justicia y la solidaridad entre los hombres», añadió Juan Pablo II.

El Papa tiene previstos encuentros con las minorías nacionales
Conocedor de la compleja historia de Europa del Este el Papa quiere contribuir al fortalecimiento de la reconciliación entre los polacos y sus vecinos del Este. Por eso ha previsto en su programa encuentros con las minorías nacionales que viven en Polonia, los lituanos en Elk, los ortodoxos bielorrusos en Drohoczyn y los ucranianos católicos.