La marca surcoreana ha apostado por un diseño más moderno, con una parte delantera muy vistosa gracias al hecho de contar con unos faros más agresivos.

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La primera generación del Kia Sportage se puso a la venta en el año 1993 y se trataba de un vehículo robusto con ciertas cualidades off-road pero con un acentuado diseño familiar.

En ésta, su cuarta generación, tiene un diseño de SUV auténtico, con muchos puntos en común con la anterior, aunque con un estilo más estilizado y moderno, el cual llama poderosamente la atención.

El diseño de la parte delantera del nuevo Kia Sportage sorprende gracias al hecho de tener una parrilla de generosas dimensiones, con las mismas formas que el resto de la nueva gama de la marca surcoreana, aunque el gran acierto, desde nuestro punto de vista, son los faros delanteros, que tienen una línea muy moderna y atractiva, al más puro estilo Porsche Cayenne.

La versión que hemos probado nosotros –la Drive– en la parte inferior lleva un faro antiniebla simple, pero la más deportiva –la GT Line–, que es la que sale en los anuncios, dispone de unos faros antiniebla divididos en cuatro partes, que realmente le dan un punto más aun en belleza.

La parte posterior es la que ha sufrido menos cambios, porque se han estilizado los faros, que están unidos por una línea estrecha de color rojo.

MOTOR

El propulsor que hemos probado es el 1.7 CRDi, que es prácticamente el mismo que el que llevaba hasta ahora con pequeñas modificaciones para que las emisiones de CO2 sean menores. Hay que decir que es un motor que no destaca por las prestaciones, sino más bien por la finura de funcionamiento (parece más de gasolina que de gasóleo). Los 11’5 segundos que tarda para ponerse de 0 a 100 Km/h no es una cifra muy baja, pero sí aceptable. La velocidad máxima de 176 Km/h es más que suficiente.

En la recuperación, el Sportage 1.7 CRDi no se puede decir que sea un vehículo rápido para volver a subir de vueltas, pero el hecho de tener seis velocidades favorece que la recuperación no sea tampoco excesivamente lenta.
En el consumo, este motor sí que destaca por las cifras indicadas por la marca, que son de 4’6 litros de media en un ciclo combinado, que nosotros hemos convertido en 5’9, que tampoco está mal teniendo en cuenta las dimensiones y peso del vehículo.

El comportamiento del nuevo Sportage en carretera es bueno, ya que cuenta con unas suspensiones bastante efectivas, y aunque sea un poco más alto que el anterior y con un balanceo también mayor, el vehículo mantiene la trazada de forma más efectiva, lo cual es destacable.

INTERIOR

El interior del nuevo Sportage ha mejorado un poco en calidades, con mayor presencia y nivel visual. El marcador tiene una distribución de los relojes bastante clásico, lo cual no le resta funcionalidad ni exactitud en absoluto. La pequeña pantalla que lleva en el centro –de color– acaba de completar la información útil para el conductor. En la consola central destaca la pantalla táctil, que es de dimensiones suficientes, aunque menor que la del acabado GT Line. Se trata de una consola central sin muchos botones, exceptuando la parte del climatizador, aunque es fácilmente manejable.

El espacio interior es más que suficiente para que cinco personas vayan cómodamente sentadas. Las tres plazas posteriores son bastante confortables, con suficiente espacio para las piernas, de forma que los pasajeros también viajan con comodidad.