El nuevo Smart Fortwo se caracteriza por contar con una línea mucho más redondeada. Continúa existiendo la posibilidad de pedirlo bicolor. | Miquel Àngel Llabrés

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Smart City Coupé fue la primera denominación que tuvo este modelo cuando apareció en el mercado europeo el año 1998, aunque al cabo de poco tiempo se cambió su nombre por el de Fortwo. Después de 16 años y de un intento fallido por parte de Toyota (con el iQ) de hacerle la competencia, sigue siendo el único referente de coche de dos plazas, eminentemente urbano, pero con buenas dotes para hacer viajes largos por carretera.

Esta nueva versión se caracteriza por tener una línea mucho más redondeada, lo que le da un nuevo estilo sin perder su esencia en absoluto. Sólo subir nos damos cuenta de que la anchura es superior a la anterior, que ha crecido en 10 cm respecto a la versión anterior, cosa que se agradece y no penaliza en absoluto.

Cuando la tendencia de las marcas es la de aumentar la longitud de los vehículos, la marca alemana ha mantenido la cifra anterior, lo cual es un acierto, ya que el fácil aparcamiento es una de sus grandes virtudes.
Otra cosa que llama la atención al ponerse a los mandos del nuevo vehículo es que ahora está disponible con cambio manual de cinco velocidades, cuando hasta ahora tenía un cambio robotizado, aunque bien pronto estará disponible en este último.

La oferta mecánica arranca con un motor atmosférico de 999 cc con 71 CV y 91 Nm de par a 2.850 rpm, que es el que hemos probado nosotros. El tope de gama lo conforma un motor turbo de 898 cc de 90 CV y 135 Nm de par. Los dos motores se encuentran disponibles en el Fortwo y en el Forfour y están alojados en la parte posterior del vehículo.

El motor de 71 CV cuenta con unas prestaciones suficientes para llevar una conducción más o menos alegre sin problema. La aceleración, sin ser excesiva, sí que es suficiente para poder hacer adelantamientos sin demasiadas dificultades. El hecho de tener cambio manual permite forzar un poco más las marchas. La recuperación es un poco más lenta, aunque por el poco peso del vehículo se disimula mucho.

El consumo de 4’1 litros homologado por la marca es muy bajo, aunque durante nuestro recorrido mixto ha subido hasta los 5’2 litros. Uno de los únicos ‘peros’ que se les pueden poner a este propulsor es que hace más ruido del que debería, sin llegar a ser molesto.

El comportamiento de este vehículo en carretera es uno de sus grandes alicientes, ya que con su reducida longitud parece que tendría que ser mucho menos estable de los que es. El viento se nota un poco, pero sin tener que modificar la dirección en exceso.

El interior ha cambiado bastante respecto a la versión anterior y tiene algunos elementos comunes con los del nuevo Twingo, aunque siempre con un toque personal proporcionado por la marca alemana, que le da esos toques de modernidad y distinción interesantes.

La pantalla del marcador es de color, lo cual se agradece. En esta aparecen toda una serie de elementos que hacen que conducir de forma eficiente se haga mucho más fácil que en la mayoría de vehículos que se encuentran en el mercado.

Las calidades son bastante aceptables, con materiales de buena calidad; con un poco de abuso de las telas, aunque en los modelos precedentes han dado muy buen resultado con el tiempo.

En cuanto al equipamiento, el vehículo se puede completar con multitud de elementos hasta el punto de poder llegar casi a duplicar el precio.