La cuarta generación de una familia dedicada a este espacio y que ha conseguido que mantenga la esencia de antaño sin perder el carro de los nuevos tiempos. | R.P.F.

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El Estanc d’es Tren de Manacor está de celebración. Este 2024 se cumplen 120 años de su inauguración, una cita inaudita para muchos negocios y que va más allá de lo estrictamente comercial. El establecimiento es también un referente y una parte importante de la historia no solo del barrio donde se ubica sino de toda la ciudad de Manacor.

Bel Riera es actualmente la estanquera del Tren. La cuarta generación de una familia dedicada a este espacio y que ha conseguido que mantenga la esencia de antaño sin perder el carro de los nuevos tiempos. «El mundo ha cambiado desde que mi bisabuela empezara con el negocio, ya no vendemos a penas sellos o letras de cambio por lo que hemos tenido que ampliar el negocio a otros sectores como la papelería», explica Riera. En el mismo sentido, sabe que deberá continuar evolucionando aunque es consciente que después de ella no habrá relevo generacional en el negocio. Pese a todo, la historia de s’Estanc d’es Tren llevará el nombre de su familia para siempre. «Aún hoy, pese a todo lo que ha cambiado el barrio y la ciudad, seguimos siendo como un ‘servicio de consigna’, la gente confía en nosotros para dejarnos paquetes o incluso para contarnos sus cosas», añade.

Fue en 1904 cuando Joana Aina Mascaró consiguió la concesión del estanco. Lo hizo después de que su marido fuera considerado un herido de guerra tras participar en la guerra de Cuba. «Antes, el Estado daba estas concesiones a gente con circunstancias como la de mi bisabuela» relata Riera. Además, su marido fue un hombre muy bien considerado ya que «era quien escribía las cartas de amor de los soldados durante la guerra ya que era de los pocos que sabía escribir», añade Riera.
Uno de sus tres hijos, Joan Oliver, cogió el relevo del negocio en los años 40. «Joan murió joven y su mujer, Maria Febrer, quedó al mando». Maria vivió hasta los 94 años, hecho que le valió el título de estanquera de mayor edad de España. «El estanco era como su casa y todo el mundo la conocía», matiza Bel.

Tras ella, llegó el turno de Joana Oliver, madre de Bel y que sucedió a sus padres en el negocio familiar. «Ella fue quien hizo del estanco el emblema que es hoy en día», recalca la actual propietaria.

Joana Oliver trabajó desde los 11 años en el establecimiento y vivió la época de posguerra donde el tabaco estaba racionado. Fue quién incorporó la prensa y papelería y amplió el negocio. Aún hoy visita a menudo la tienda aunque hace años dejó a su hija Bel al cargo. En 2024 nada es lo mismo que en 1904, pero el Estanc d’es Tren sigue siendo un punto de encuentro entre los vecinos. «Tenemos una clientela muy fiel que nos sigue eligiendo», concluye Bel Riera.