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Con una plaza de la Font de Santa Margalida abarrotada de público, con los cofrades y pasos preparados para salir en la procesión del Viernes Santo, a las 21.00 horas se apagaron las luces que anuncian el inicio de la representación del Davallament en el majestuoso y privilegiado espacio que lo acoge desde hace casi 50 años: el rellano y la escalinata de la iglesia parroquial.

Con la música salen a escena los primeros personajes que representan al ‘pueblo’. A continuación lo hace el resto. Este año más de 150 felanitxers han participado en esta representación religioso-teatral que rememora las últimas horas de la vida de Jesús y su crucifixión. Así se fueron escenificando la entrada triunfal a Jerusalén, la Última Cena, la traición de Judas y la captura en el Huerto de Getsemaní, Jesús ante Caifás, ‘Ecce Homo’ (Jesús ante Pilatos y la flagelación), el encuentro con María, la primera caída con la cruz, la Verónica y la crucifixión.

Hace unos 25 años se sustituyó la talla de madera por un hombre para representar a Jesús, hecho que todavía da más vistosidad al acto.

Juegos de luz y sonido

También son muy importantes los juegos de luz y de sonido que le dan mucho realce, principalmente en alguna de las escenas como la fuerte tormenta de rayos, truenos y lluvia que cae una vez Jesús ha sido crucificado. Este año la dirección del Davallament de Felanitx ha ido a cargo del actor y director de teatro, Joan Toni Sunyer. Cada año se introducen pequeños cambios escénicos, pero siempre respetando el texto que escribió hace medio siglo el teatino Antoni Oliver específicamente para este acto.