Amàlia Salas es la nueva responsable del centro en Can Socarrat. | F.M.

TW
1

Hace poco más de dos meses y medio que Amàlia Salas (Felanitx, 1984) llegó a la Institució Pública Antoni Maria Alcover como la nueva gerente y ya ha tenido tiempo para ‘desempolvar’ el emblemático espacio de Manacor y empezar a darle una nueva forma. Esta tarea requerirá tiempo pero, con el ímpetu de Amàlia Salas parece que todo resulte más fácil.

¿Como aterrizó en la Institució Alcover?
—Supongo que el perfil que tengo de gestión cultural es lo que el Ajuntament de Manacor valoró a la hora de ofrecerme la gerencia. Durante muchos años he trabajado en asociaciones y también en la Fundació Cosme Bauçà de Felanitx donde establecimos un modelo de museo social que es el que sigue también el Museu de Manacor.

¿A qué se refiere con ‘museo social’?
—Es intentar llegar al público a través de lo que ellos demandan. En Felanitx empezamos a trabajar con las escuelas y con las familias. Esto es lo que pretendemos hacer aquí. Queremos abrir la Institució Alcover a toda la sociedad y que no sea un lugar cerrado. La Institució es un museo pero también es un centro cultural donde todo el mundo tiene derecho a venir.

Desde hace años se realizan actividades como la Setmana Alcover, pero ¿qué hay más allá?
—Las actividades educativas, por ejemplo, eran bastante tradicionales. Porque son actividades que se plantearon hace años y no se ha tenido en cuenta que el público escolar ha cambiado mucho. No puedes venir aquí y solo hacer una visita guiada, debes ofrecer alguna experiencia más. A partir de aquí hemos empezado a plantear ideas y un programa que esperamos poder iniciar el próximo curso.

Ha llegado hace poco más de dos meses. ¿Qué objetivos se ha marcado?
—Aquí hay muchos frentes abiertos. Debemos dar a conocer esta institución no solo a la gente de Manacor, sino a toda Mallorca, porque tiene tal importancia que debería conocerse en toda la Isla. También debemos pedir al Consell de Mallorca ser oficialmente un colección museográfica o un museo porque no lo somos oficialmente. Así, podríamos formar parte de la Red de Museos. También queremos llegar al público turístico. Esta no es una prioridad ahora mismo pero también se debe tener en cuenta. Todo esto se tiene que trabajar. Tenemos que hacer un análisis de todo ello y hemos de ponernos a trabajar. Evidentemente, en un año o dos meses esto no se puede hacer. Tenemos que mirar prioridades y mirar por donde tenemos que empezar.

¿Cual será ahora su prioridad?
—Durante el año 2024 la prioridad es poder ofrecer un programa educativo de calidad que cree un vínculo emocional con el museo.

Hablaba de entrar dentro de la red de museos. ¿No sería más lógico una vinculación con la Fundació Mallorca Literària?
—También. Con la Fundació ahora tenemos una relación de colaboración. Hemos quedado que estableceremos colaboraciones y sobretodo queremos conocer qué hacen para ver también hacia donde podemos ir nosotros.

¿En que consistirá el proyecto educativo del que hablaba?
—Ya tenemos tres proyectos planteados. Uno para educación infantil con un proyecto de botánica a partir de la Flor Romanial. Por otra parte, al hablar de Alcover muchas veces nos centramos en las rondalles o en la parte de recuperación de las palabras, pero no tenemos en cuenta el contexto histórico en que vivió Alcover a finales del siglo XIX. Por eso otro taller se centrará en como era la época de Alcover y como escribía. Con ello vamos a hacer un taller de tintas y escritura creativa. También ofreceremos otro taller para estudiantes de ESO que es recuperar la figura de Alcover impresor. Queremos ir un poco más allá de las rondalles y el diccionario.

El sábado terminó la Setmana Alcover. ¿Ha habido cambios?
—Es una de estas actividades que está consolidada y funciona bien, pero tal vez necesitaba dar una vuelta de tuerca. Hemos mantenido el formato de otros años pero hemos introducido dos actividades que han gustado mucho como el taller de canciones populares y rap, y el concierto de las Pitxorines. Con ello lo que queríamos era llegar al público joven.

¿La institución volverá a ser un espacio cultural en Manacor?
—Sí, es lo que intentamos. Queremos volver a poner en marcha las visitas dramatizadas. Aquí tenemos una simbiosis: por una parte somos un centro cultural, pero a la vez somos un museo y hay que combinar a ambos. Pero sobretodo lo que queremos es estar abiertos a la gente.